En el desierto
vi una criatura, desnuda, bestial,
que, en cuclillas en el suelo,
sostenía su corazón en las manos,
y comía de él.
Dije: «¿Está bueno, amigo?».
«Es amargo, amargo —respondió—;
pero me gusta
porque es amargo,
y porque es mi corazón.»
Traducido por Daniel Romero
jueves, 6 de mayo de 2010
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