AXZNEL XII
Hubo un momento en que enloquecí. Hubo un
momento en que supe que algo había retorcido las leyes de la realidad como yo
las concebía; comprendí por fin hasta que punto todo era fútil y deleznable;
comprendí a Axznel. Todo eso sucedió en algún momento entre mi visión de una y
otra ventana, entre ver a los perros dimensionales y lo que habían lanzado al
otro lado, que era, por supuesto el Hijo de Nut. Tomé El Tarmadón mientras urdí
un hechizo de ocultamiento para poder salir de la casa.
Detrás de mí la jauría se lanzó contra
Axznel en tanto este se alzaba hacia el cielo. No me quedé a ver lo que
sucedía. Me preocupaban mis hermanos, mis amigos, mis conocidos de toda la
vida, pero, no temo decirlo, me preocupaba mi vida. Me lancé hacia el lado
donde el caos no estaba sucediendo, y al parecer no fui al único al que se le
ocurrió; pronto detrás y a mi lado se comenzó a congregar una pequeña multitud
que buscaba ocultarse en el corazón del bosque. Si en ese momento un oso
hubiese osado cruzarse en nuestro camino, simplemente lo hubiésemos avasallado.
No puedo saber cuánto tiempo corrimos ni
escapamos. Sé que llegué entre otros tantos y que detrás nuestro se elevaba una
humareda espesa. Sé que sobre los árboles comenzamos a escuchar gorjeos graves,
lo que nos obligó a subir las vista para encontrarnos con un pequeño pelotón de
giftys.
En otro momento la vista me habría
alegrado, pero hubo un tiempo en que nuestro pueblo había sido guarida de
cazadores, y no creo que las cicatrices hubieran sanado nuestra relación con
los gifty. Los vi altos, exóticos, exuberantes y, cuando la lanza se clavó ante
mis pies, hostiles.
Habíamos salido de la sartén para caer en
el suelo.
0 comentarios:
Publicar un comentario