sábado, 7 de marzo de 2020

LOS HIJOS DEL NEÓN XI



     DICEN que se armó la chupamelculo aquella noche legendaria”. Así comienza una historia local sobre Atón en Madein. Nadie sabe qué tan cierto fue lo sucedido. Así que solo te puedo contar lo que yo sé, que fue lo que me contó Atón.

     Puto´s era un sitio tradicional para que los que vivíamos en las calles nos encontráramos. Era nuestro lugar sagrado, territorio neutral donde podíamos dejar nuestras diferencias a un lado y hablar de pendejadas al calor de los Maistocks. Aunque ver a Atón en un lugar así era infrecuente, no era una imposibilidad. Atón, llegó, dejó a un lado su armadura sónica y pidió un Maistock tras otro. No, aunque lo creas así, el Maistock no es solo una leyenda. Fue un licor barato, que podía llegara a tener incluso 120 grados de alcohol. Tomar un trago de Maistock era una declaración. Tomar más de una botella, que era lo que estaba haciendo Atón… Bueno, eso era otra cosa. Incluso algunos dirían que era suicidio. Atón mismo no sabe, no quiso, no pudo, decirme porque lo hizo.

     Había mucha criatura extraña en aquella noche en Puto´s. El caso es que a eso de la medianoche entra una mujer como no puede haber dos en el mundo. Una india de ojos claros, con un vestido corto ceñido, sostenida en dos tacones de aguja. Atón no fue el único que clavó sus ojos en ella. El otro era un camorrero que venía de otra Zona de Violencia, quizá el líder de los areperos o los pandeboneros. El caso es que necesitaba sentirse hombre, ¿sabes? Necesitaba mostrar su hombría ante los miembros de su pandilla; necesitaba un trofeo. Así que se acomodó el cabello y se enfiló hacia la india. 

     Tal vez las cosas hubieran sucedido de otra manera si Atón no hubiera ido a la ciudad. Tal vez el hombre de aretico dorado hubiera logrado levante. En cambio, ella ya había puesto sus ojos en Atón. Se había dirigido hacía él, las caderas danzando a su ritmo, cuando el de arete se travesó en su camino, le tomó de los codos y la acercó hacia él. Ella se lo quitó de encima de una, abriendo las manos y empujándolo. De repente se vio rodeada por tres hombres que acompañaban al de aretico. LA cosa estaba tensa. La banda se había callado. Atón, con el trago en la mano se levantó de su lugar en la esquina de la barra.   

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