sábado, 9 de enero de 2021

 

-NÉMESIS I-

 

     Sucedió en aquel entonces que cuatro niños jugaban en un lago congelado, cuando de repente el frágil hielo se abrió para llevarse a uno de ellos, dejando a los otros tres impotentes y aterrados. Eso contaron a la madre, quien enloqueció de dolor, clamando al cielo por justicia, pues solo su hijo había muerto. Algo respondió, pues a la mañana siguiente encontraron las cabezas empaladas de los otros pequeños al lado del lago congelado. Así comenzó todo. El relato se transmitió de generación en generación, añadiendo o quitando detalles, pero en lo básico se trataba de lo mismo, si se clamaba de forma profunda y sincera por la justicia esta aparecía, podría no ser la más agradable, pero hacía pensar que en el mundo había alguna suerte de orden.

     Si en el bar donde se comentaba la historia alguien la impugnaba, le ponía reparos o discutía su lógica, solía ser mirado de forma agria y era mejor no volver a aparecerse allí por algún tiempo, a menos que se quisiese comer o beber los gargajos de otros.

     Comenzó siendo una deidad menor, por supuesto, una figura sin rostro, labrada de forma tosca, que era puesta junto a otros dioses más importantes junto al fuego. Sin embargo, en lugar de brindársele pan o fruta, comenzó a ser homenajeada con franca plata o con franca sangre. Dioses cayeron y murieron entre tanto, y en el lugar en que el niño se ahogó le dieron un nombre después de muchísimo tiempo: Némesis, y algún tiempo después el pueblo mudó de nombre a Némesis-kun, el hogar de Némesis.

     Némesis-kun quedaba en un cañón en cuyo centro preciso aún existía el lago de la historia, y sobre la montaña más alta se erguían las ruinas de una antigua fortaleza.

     Por el camino del Norte, un día llegó un hombre completamente vestido de negro…

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