sábado, 6 de marzo de 2021

SABLE i

 

-SABLE-

     Es sabido que el sable ha esperado desde tiempos inmemoriales al elegido. El Tarmadón, ese extraño volumen, que es uno y todos, que varía a través del tiempo y que se confirma y contradice al mismo tiempo, afirma que el sable es un trozo de realidad porque fue un trozo de los sueños de Andros Noar.

     Para los estudiosos el caso de Andros Noar es sencillo. Se trata de un símbolo, un arquetipo, como El viejo, El niño eterno, El héroe o La sombra. Sin embargo, no han sido pocos quienes han intentado el viaje a los desiertos en busca del sable que le perteneció. De hecho, en algunas culturas, como la de Kalí, es un rito iniciático. No puedes ser hombre, a menos que hayas peregrinado en busca del sable. Para los habitantes de Kalí ese mandato es tan peregrino como viajar o salir de la ZV58a3. Sin embargo, quienes emprenden la peregrinación lo hacen convencidos. Sin embargo, divago.

     Las leyendas cuentan que al menos siete han emprendido la búsqueda con cierto éxito. Lo que no dicen es que ha sucedido después. Ilustraros acerca de esto, por supuesto, es mi trabajo.

     Ésta es la historia de lo único que podría comprobar la existencia de Andros Noar, sus luchas y su atemporalidad; la única prueba de que podemos ser algo más que arena en los labios del viento.

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