GUARDIÁN
V
Donde
conocemos la verdadera naturaleza de David en un mundo que empieza a comprender,
pero en el que no puede obrar.
Fue como una
vuelta al principio de alguna manera. Atravesabas un puente peatonal enfundado
en un abrigo largo, porque era una temporada de esas frías, y tu habías
comenzado a comprender no a obrar. Seguías una presencia de las fuertes, aunque
asumías que eras bastante bueno y disimulado. Sin embargo, la criatura, o lo
que fuera, simplemente se paró en seco en mitad del puente y de la nada sacó
una espada con la que te atacó. No hubo
advertencia, solo la negra hoja veloz que se hubiera incrustado en tu cabeza si
no hubieras reculado con rapidez y echado a correr sin mirar atrás. Pensabas
que de haber llevado la espada hubieras podido hacer algo. Lo que no sabías es
que precisamente el no haberla llevado contigo te había salvado, porque fuiste
leído como aberración y no como amenaza.
Lo que no
sabías David, es que mientras tú te creías especial, eras considerado una mera
aberración de la que no se sabía en absoluto que esperar. A veces, solo a
veces, las aberraciones como tú son empujadas al despertar, pero en esta ocasión
estábamos demasiado ocupados con lo que estaba sucediendo, los ángeles caídos,
las criaturas aladas ferales que parecían haber surgido en Taz-Nel y que ahora
eran cazadas en Kalí, Suamox y Madein por igual. Lo que no sabías David, es que,
aunque parecía que te encontraras a uno de nosotros en cada esquina somos en
verdad muy pocos.
Entiéndelo, David, en millones de tus años, no hay criaturas más insólitas que aquellas a las que llamáis Giftys, su aparición retumbó en más de un sentido a través de todos los mundos, de todas las esferas de eso que tú llamas existencia y nosotros sueño.
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