Cuando atraparon su alma, pensó que iría a parar al cielo o al infierno. Incluso se dio la esperanza de poder permanecer en un limbo en donde solo estuviera el y unos cuántos. Fantaseaba con estar equivocada (sabía que no) y poder explorar alguno de los más allá de los nórdicos o los africanos. No sucedió nada de esto, por supuesto. Su alma fue a descansar en un bosque.
Se sorprendió, más que todo por la soledad.
Cielo, limbo o infierno, esperaba que hubiera más, pero se encontraba
completamente sola en un bosque frío, aterrador. Una suerte de luz existía
adelante. Caminó hacia ella lo que le parecieron décadas hasta que pudo ver un
mundo más allá del bosque, y entonces se vio a sí misma sentada en una sala que
reconocía muy bien. Entonces recordó todo. El bastardo de su exesposo había atrapado
su alma en uno de los tantos dioramas que le gustaba hacer.
Andor
Graut
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