Llegó a casa, abrió un libro, bebió
un chocolate, mordió un juguete y se durmió. Era feliz. Lo curioso es que al
principio del cuento pensé en una niña, luego en un perro. No importó el
sujeto, los hechos siguieron siendo los mismos.
Llegó a casa, abrió un libro, bebió
un chocolate, mordió un juguete y se durmió. Era feliz. Lo curioso es que al
principio del cuento pensé en una niña, luego en un perro. No importó el
sujeto, los hechos siguieron siendo los mismos.
El blog de Andor Graut.
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