sábado, 1 de febrero de 2020

LOS HIJOS DEL NEÓN VI



LA verdadera revolución, como no lo dicen tus libros de historia, comenzó entonces, con el retorno de muchos de aquellos que se habían desplazado, con el ingreso de muchos que habían concebido el progreso midiéndolo en la cantidad de distancia que pudiesen poner entre ellos y una Zona de Violencia Controlada. Ese no fue el problema, por supuesto. El problema, fue que Los Hijos del Neón, reconocidos como líderes, como señores indiscutibles de la ZV58a3 se las vieron pronto con el otro lado del poder, la responsabilidad. Millares de rostros se volvían a ellos solicitando respuestas ante su hambre y su opresión.
Recuerda que la ZV58a3 era una tierra desolada, de nadie, en la que no se hacía ninguna inversión desde décadas atrás; que era un parche árido y reseco, pleno de tugurios y contaminación, junto con otras Zonas de Violencia en los límites de la ciudad. Eran zonas de frontera, tierras de nadie.
La solución fue sencilla, por supuesto; fue brutal, por supuesto; fue Atón, reclinado en sus constantes libros que nadie sabía de donde había sacado, quien la dio: había que tomarse la ciudad. Poco a poco por supuesto, metro a metro, barrio a barrio, pedazo de tierra tras pedazo de tierra. Sin más armas que palos y piedras, sin mayor tecnología que unas cuantas motos robadas que servían de caballos. Sin más vidas que arriesgar que las propias. Su método, la guerra de guerrillas; emboscadas constantes, ataques a joyerías y centros bancarios inoperantes para distraer a la policía, en tanto del otro lado de la ciudad se anexaban un barrio entero que luego era vallado, anexionado a la ZV58a3, que de esta forma crecía como un tumor infecto. Pronto la ciudad sólo tuvo una solución: llamó al ejército. Mientras tanto, la ZV58a3 descubría la agricultura.

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