LA
verdadera revolución, como no lo dicen tus libros de historia, comenzó
entonces, con el retorno de muchos de aquellos que se habían desplazado, con el
ingreso de muchos que habían concebido el progreso midiéndolo en la cantidad de
distancia que pudiesen poner entre ellos y una Zona de Violencia Controlada. Ese
no fue el problema, por supuesto. El problema, fue que Los Hijos del Neón, reconocidos
como líderes, como señores indiscutibles de la ZV58a3 se las vieron pronto con
el otro lado del poder, la responsabilidad. Millares de rostros se volvían a
ellos solicitando respuestas ante su hambre y su opresión.
Recuerda
que la ZV58a3 era una tierra desolada, de nadie, en la que no se hacía ninguna
inversión desde décadas atrás; que era un parche árido y reseco, pleno de
tugurios y contaminación, junto con otras Zonas de Violencia en los límites de
la ciudad. Eran zonas de frontera, tierras de nadie.
La
solución fue sencilla, por supuesto; fue brutal, por supuesto; fue Atón, reclinado
en sus constantes libros que nadie sabía de donde había sacado, quien la dio:
había que tomarse la ciudad. Poco a poco por supuesto, metro a metro, barrio a
barrio, pedazo de tierra tras pedazo de tierra. Sin más armas que palos y
piedras, sin mayor tecnología que unas cuantas motos robadas que servían de caballos.
Sin más vidas que arriesgar que las propias. Su método, la guerra de guerrillas;
emboscadas constantes, ataques a joyerías y centros bancarios inoperantes para
distraer a la policía, en tanto del otro lado de la ciudad se anexaban un barrio
entero que luego era vallado, anexionado a la ZV58a3, que de esta forma crecía
como un tumor infecto. Pronto la ciudad sólo tuvo una solución: llamó al
ejército. Mientras tanto, la ZV58a3 descubría la agricultura.
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