-EL DESPERTAR-
Martínez entró en la escena del crimen y puso una mueca de asco cuando encontró el cadáver de descomposición, y otra de temor cuando le confirmaron que se trataba de Andrés Reyes. Reyes había sido un compañero de colegio de Martínez, y era el sexto de la promoción del 2012 que encontraba muerto en el último mes. Martínez salió del apartamento de Reyes, un sitio de mala muerte, y encendió un cigarrillo mientras organizaba en su cabeza los hechos.
El primero había sido Carlos Osorio, un jugador de fútbol reconocido a quien le habían volado la cabeza, al parecer, por un asunto de apuestas. Osorio, sin embargo, tenía sus cuentas intactas, una esposa que lo adoraba y un hijo que crecía sano y fuerte, y en quien había cifrado su esperanza. Martínez lo recordaba como un eterno optimista y ninguna de sus fuentes podían dar razón de sus vínculos con el bajo mundo.
El segundo había sido Emilio Rosales. Rosales era un comerciante arrollado por un carro fantasma en medio de la noche. Parecía un accidente, pero Rosales estaba en Madein, una ciudad que nunca había visitado, donde nada se le había perdido, y demasiado lejos de su cita en Kali al día siguiente. No había grabaciones del hecho, solo su cuerpo destripado.
La tercera había sido Andrea Gómez. Una sonrisa dolorosa atravesó el rostro de Martínez, porque Gómez había sido su primera novia, con un futuro prometedor como actriz, y que había devenido en secretaria de una avícola. No era el glamour que ella esperaba en su vida, pero le daba para pagar las cuentas. El problema, había sido haberse enrollado con el hijo del jefe, cuya novia tenía un temperamento ardiente y una 9 mm siempre con ella. Gómez había terminado sus días en un sucio motel de carretera.
El cuarto…
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