sábado, 25 de enero de 2020

LOS HIJOS DEL NEÓN V


SI solo has mirado los titulares de los periódicos y los tweets más destacados, sabrás que lo que Los Hijos del Neón hicieron después de esa incursión fue empezar a expandirse. Poco a poco todas las demás pandillas y tribus urbanas de la zona fueron anexionadas o diezmadas. No había términos medios. En las Zonas de Violencia Controlada las armas de fuego y las blancas fueron reemplazadas por arcos, flechas, lanzas y cuchillos de piedra. En la historia reciente de la humanidad nunca se vio una revolución más absurda e inútil, más sorprendente. La policía renunció a entrar a la ZV58a3 al encontrar de forma invariable que sus autos se topaban con trampas diversas. Incluso hubo policías que desaparecieron tragados por la tierra. En algún momento se llevó una tanqueta y tuvo lugar una escena surrealista que terminó con la tanqueta despeñada por un precipicio artificial. La vida del neolítico sorprendió al humano de a pie del siglo XXI. Tu te diste cuenta, aún con tus autos y tus armas y tus celulares y tu internet y tus drones, que las Zonas de Violencia Controlada no son accesibles. 

Los Hijos del Neón lograron lo impensable. Comenzaron migraciones inversas. La gente que había huido de las Zonas de Violencia Controlada comenzó a volver, trayendo consigo recursos, pero también gente, gente que comenzó a creer en otras posibilidades, que se abrieron a las bondades que ofrecía el neolítico en las ciudades modernas. Por supuesto, tu bien lo sabes, eso implicó cambios. Cambios y sacrificios.  

sábado, 18 de enero de 2020

LOS HIJOS DEL NEÓN IV


     LOS Hijos del Neón nacieron con esa incursión, con esa primera batalla. Imagina por un momento que la patrulla está en una persecución, cuando de repente los perseguidos desaparecen y la patrulla parece haberse metido en un hueco. Imagina el sonido de la sirena y los principios del desconcierto. Todo está oscuro, porque muchas de las Zonas de Violencia controlada no tienen acceso al servicio eléctrico. En ese momento, uno de los policías piensa que quizá la mejor idea es salir, hacer una llamada, buscar ayuda. Entonces la primera piedra cayó sobre la patrulla provocando un sonido fuerte, ya sabes, como en una película de terror. Luego caen más piedras. Se comienzan a adivinar figuras que se acercan, una piedra provoca la primera fisura en el parabrisas. Pero las cosas sólo están por comenzar. De un momento a otro una lluvia de flechas cae sobre el techo, algunas incluso alcanzan a traspasarlo y se incrustan, casi sin fuerza, en la cojinería. Los policías no saben que sucede. De repente, hay una tercera oleada de asaltantes. Caen con un montón de lanzas sobre la patrulla, en silencio, solo se escucha la piedra desgarrando el metal, desinflando neumáticos, desangrando el tanque de combustible. Mientras tanto, los policías solo han alcanzado a llamar por radio pidiendo ayuda y reportando algo sobre salvajes, indios, que los atacan. Del otro lado solo se ríen de ello.

     Los atacantes desaparecen de la misma forma en que surgieron, de la nada, se reintegran con ella. Así nace la leyenda.