sábado, 31 de octubre de 2020

SUEÑO

 

SUEÑO

     Soñó con una mano gigantesca que arrancaba el pueblo de la faz de la tierra, luego lo ponía sobre la espalda de un millar de ogros, Vridslavs, gigantes, dragones y criaturas de las tinieblas.

     Soñó que las criaturas atravesaban campos, selvas, desiertos y lagos, llevando sobre sus espaldas el pueblo entero, sin que un solo ladrillo de la casa se moviera, sin hacer sonar ninguna de las campanas de alarma, sin que ninguna de las figuras de porcelana de la abuela se cayera.

     Soñó que, al llegar al mar, las criaturas suspiraban y una por una iban entrando en el agua y comenzaban a flotar, de manera tal que ninguna vaca, oveja o perro, supo que era el agua de mar.

     Soñó que, de repente, el pueblo así cargado entraba en un lugar de bruma tan fuerte que pronto dejaron de percibirse los límites de las cosas. Así que pronto se sintió que el pueblo estaba entre nubes, en algún lugar incluso más allá de los sueños.

     Lo despertó su sable que cayendo al suelo rompió el silencio. Afuera el sol enfurecido brillaba sobre un terreno desierto, en el lugar en que debió haber estado un pueblo, y Darlon Noar, supo irremediablemente que debía encontrarlo.

sábado, 24 de octubre de 2020

SABLE

 

´                                                                               SABLE

Su padre le dio una espada. Era un arma primorosa que la hubiera deseado para sí cualquier general, cualquier príncipe. Al primer combate con un Vridslav de las profundidades, la espada se deshizo como mantequilla en sus manos.

La segunda espada era de un guerrero de la antigüedad. Había sido forjada con técnicas secretas pérdidas con el tiempo. La había encontrado en el campo de la batalla y se había roto al pelear contra una manada de lobos que lo emboscó en medio de un combate. Uno de los lobos tenía ojos de plata desvaída.

La tercera espada se la otorgó la virgen diosa de un templo. Ella dijo que había sido creada por los dioses solo para él. Se destrozó al equivocar un golpe y acuchillar una pared.

La cuarta espada la soñó. La forjó en sueños a golpes contra un yunque de sueños y la templó en una cristalina agua soñada. La empuñadura figuraba unos dragones que se entrelazaban entre sí, uno de plata, uno de oro, enfrentando sus cabezas para dar inicio a una hoja curva donde estaban grabadas las palabras de Antora, Vivirás como un desesperado, y en la larga noche que presiente el desierto, te adentrarán en la soledad que es tu reino.

     Cuando despertó estaba a su lado, tangible, imposible, soñado. La tomó en su mano y fue una extraña forma de sentirse completo.