domingo, 29 de marzo de 2020

PARAÍSO



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Así. Hasta las náuseas. Así se le había educado desde que tenía memoria. Había leído y visto que las personas se daban abrazos y muestras de afecto hacía mucho, mucho tiempo. Sus padres y abuelos, desde la distancia segura de sus terminales así se lo habían confirmado. Pero el mundo había cambiado al inicio del siglo y las cosas jamás volvieron a ser como antes.

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Fuera de su ventana, el mundo era una orgía de colores que invitaba a la exploración. Había animales que se movían y se entretenía mucho tiempo observando los los pájaros que se posaban cerca de su ventana.  No puedes salir le respondía el sistema. No puedes salir le decían sus padres. No puedes salir le respondían sus amigos.
No tenía más remedio entonces que volver a su rutina. 

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A mil millas de distancia el Consejo animal entró en sesión. El representante de las jirafas habló:
-   ¿Los dejaremos confinados para siempre?
-   Para siempre-, respondió el León. - Ha resultado ser lo mejor para el planeta.   

sábado, 21 de marzo de 2020

BUFÓN

SUCEDIÓ entonces que el bufón bajó de la montaña. 

Se encontró con un pueblo vacío y asustado. Las ventanas se cerraban a su paso, y por no haber, no había un solo perro en la calle. Hasta los pájaros volaban espantados. El bufón, entonces, exhibió su mejor sonrisa, hizo tintinear su gorro de cascabeles y dio una gran voltereta. 

Un niño, asomado por el resquicio de una puerta largó una carcajada. El bufón hizo gala de sus mejores muecas, sus morisquetas más logradas. El resultado fue un coro de carcajadas y unas cuantas risas contenidas, a la que siguieron unas cuantas toses. 

El bufón siguió así, y atravesó el pueblo. No se detuvo en él, no lo buscaba. En cambio, sabía que los habitantes no lo apartarían de su lado, lo tendrían en sus conversaciones.

sábado, 14 de marzo de 2020

LOS HIJOS DEL NEÓN XII




IMÁGINATE por un momento la escena. La escena de películas y series de acción en las últimas décadas. El cruce de miradas, los gestos hoscos, la sonrisa de la chica. El cliché. Lo que tienes que tener en cuenta es que estábamos muy lejos de las películas, que el aire se podía cortar a cuchillo, que la banda estaba en silencio, que se podía escuchar el sonido de las cucarachas arrastrándose bajo la barra. 

El de aretico sonrió, empujó a Atón, como quien piensa que empuja a un niño. La respuesta de Atón fue simple, sencilla y brutal: sacó su puñal de pedernal y acuchilló al de aretico. Si la gente hubiera sido sensata se hubiera quedado quieta y todo habría terminado ahí. Sin embargo, alguien quiso atacar a Atón por la espalda, pero la chica sacó un revolver nadie sabe de donde y se lo puso en la frente. Después imagínate cualquier pelea de película del Oeste. Botellas iban y venían, sillas volaban, puñetazos, disparos; el cuchillo de Atón no se detenía, la chica disparaba y recargaba con pasmosa facilidad. Ambos se vieron empujados hasta la barra. Hasta que de un momento a otro se hizo el silencio. 

Solo quedaron ellos dos de pie. El resto fue solo sangre. 

Así se conocieron Narya y Atón. Ese fue el comienzo del segundo capítulo de Los Hijos del Neón.

sábado, 7 de marzo de 2020

LOS HIJOS DEL NEÓN XI



     DICEN que se armó la chupamelculo aquella noche legendaria”. Así comienza una historia local sobre Atón en Madein. Nadie sabe qué tan cierto fue lo sucedido. Así que solo te puedo contar lo que yo sé, que fue lo que me contó Atón.

     Puto´s era un sitio tradicional para que los que vivíamos en las calles nos encontráramos. Era nuestro lugar sagrado, territorio neutral donde podíamos dejar nuestras diferencias a un lado y hablar de pendejadas al calor de los Maistocks. Aunque ver a Atón en un lugar así era infrecuente, no era una imposibilidad. Atón, llegó, dejó a un lado su armadura sónica y pidió un Maistock tras otro. No, aunque lo creas así, el Maistock no es solo una leyenda. Fue un licor barato, que podía llegara a tener incluso 120 grados de alcohol. Tomar un trago de Maistock era una declaración. Tomar más de una botella, que era lo que estaba haciendo Atón… Bueno, eso era otra cosa. Incluso algunos dirían que era suicidio. Atón mismo no sabe, no quiso, no pudo, decirme porque lo hizo.

     Había mucha criatura extraña en aquella noche en Puto´s. El caso es que a eso de la medianoche entra una mujer como no puede haber dos en el mundo. Una india de ojos claros, con un vestido corto ceñido, sostenida en dos tacones de aguja. Atón no fue el único que clavó sus ojos en ella. El otro era un camorrero que venía de otra Zona de Violencia, quizá el líder de los areperos o los pandeboneros. El caso es que necesitaba sentirse hombre, ¿sabes? Necesitaba mostrar su hombría ante los miembros de su pandilla; necesitaba un trofeo. Así que se acomodó el cabello y se enfiló hacia la india. 

     Tal vez las cosas hubieran sucedido de otra manera si Atón no hubiera ido a la ciudad. Tal vez el hombre de aretico dorado hubiera logrado levante. En cambio, ella ya había puesto sus ojos en Atón. Se había dirigido hacía él, las caderas danzando a su ritmo, cuando el de arete se travesó en su camino, le tomó de los codos y la acercó hacia él. Ella se lo quitó de encima de una, abriendo las manos y empujándolo. De repente se vio rodeada por tres hombres que acompañaban al de aretico. LA cosa estaba tensa. La banda se había callado. Atón, con el trago en la mano se levantó de su lugar en la esquina de la barra.