sábado, 30 de enero de 2021

NÉMESIS IV

 


-NÉMESIS IV-

     Con el tiempo había llegado a comprender que era invulnerable, pues que la realidad y él eran de sustancias diferentes, si así podía decirse. El caso es que a medida que iba subiendo la escarpada pared que constituía la primera defensa del castillo abandonado en medio del risco, sentía la hostilidad de la roca. Al principio era solo una molestia en alguna parte de su cabeza, una ligera sensación de mareo y nauseas que atribuyó a su reciente estado de convalecencia. Mas a medida que avanzaba comenzó a sentir arena que se le metía directamente a los ojos y astillas que se le clavaban en la piel. La montaña lo rechazaba, buscando la manera de hacerle daño, de una manera literal antes que metafórica. La montaña cambiaba y se defendía ante él. En algunos momentos, incluso lo que era un saliente se tornaba en roca lisa frente a sus ojos.

     ¿Era posible, se preguntó mientras seguía el ascenso, otro como él?

     Después de jornadas enteras llegó ante la puerta del castillo, esculpido en la misma piedra viva de la montaña. No construido sobre ella, sino excavado y esculpido en ella. Castillo y montaña eran lo mismo. No por primera vez se preguntó qué clase de criatura habitaría ahí.

     No había puerta, por supuesto, solo negras fauces que conducían hacia una garganta descomunal. Sin embargo, le sorprendió encontrarse con salas y pasillos dispuestos para ser habitados. En alguna mesa llegó a encontrar comida recién servida y abandonada. En algún pasillo encontró el rastro de un olor a rosas o azahar; en una habitación había cierta calidez que no era atribuible al viento o a la noche.

     No era la cueva de una bestia o un tirano; era el hogar de un señor. Eso no se lo esperaba.

sábado, 23 de enero de 2021

NÉMESIS III

 

-NÉMESIS III-

     La sombra vino en la noche. La sintió en la ventana antes de adivinarla contra las tinieblas. La sintió apoyando las suaves yemas de los dedos contra la ventana y atisbando con ojos enormes en su búsqueda. Luego desapareció por un momento, el tiempo suficiente para ingresar en la posada y subir por la escalera rechinante mientras los harapos que la cubrían se arrastraban por el suelo, tan silenciosamente.

     Si pudo o no entrar al hombre de negro le traía sin cuidado. Volvió a dormir sin sueños tan rápido como había despertado.   

     En la mañana un hombre vino a verlo. Revisó su estado, las marcas en su piel. Ordenó que se le alimentara. Le prometió que pronto se restablecería. No dijo nada cuando no encontró ningún latido ni empañó ningún espejo. En el pasado le habrían hecho preguntas, le habrían mandado a la hoguera, habrían querido inspeccionarlo con mayor detenimiento. Contra el buen sentido, el hombre de negro comenzó a sentirse interesado.

     Algo sucedía en Némesis-kun. Algo sucedía desde hacía muchísimo tiempo. No era la primera vez que se encontraban con algo como él. Por primera vez desde que había alcanzado la comprensión el hombre sin nombre dio un paso consciente al frente, decidido a participar en el juego. Sonrió. Al llegar la tarde preguntó por su sable; preguntó por la montaña, preguntó por el palacio que se recortaba feroz contra la luz de la luna, preguntó por la sombra que lo habitaba y por las amputaciones.

     No le gustaron la mayoría de las respuestas. Eso era lo mejor para el juego…

sábado, 16 de enero de 2021

-NÉMESIS II-

 

                               -NÉMESIS II-   

 La larga travesía le había resecado la garganta y enrojecido la piel. Parecía más camarón que persona, y la cosa hubiera sido risible si en lugar de aparecer arrastrándose hubiese podido sostenerse en pie.

     No había bebido en largos años ni hablado con nadie. Se había quedado en la costa de un océano que se fue alejando poco a poco, para dejarlo en medio de un desierto. Cuando al fin algo volvió a animarse en su cabeza se percató que estaba en medio de ninguna parte, que aquello que conocía había dejado de existir, y que el recuerdo de su nombre se había borrado de la faz de la tierra.

No era la primera vez que aquello sucedía, y tal vez no sería la última. Lo había apostado todo, sin saberlo, contra un sueño, y eso era todo lo que había perdido. Lo único que le acompañaba de esa vieja época era su vacuidad y el sable atado de cualquier manera a su espalda.

  Los lugareños eras amistosos y lo cuidaron sin presionarlo de ninguna manera. Su idioma era extraño y solo podía entender dos de cada seis palabras. Al fin, pasados unos días, pudo preguntar dónde estaba.

     Némesis-kun le respondieron y esa palabra no le dijo nada.

     Preguntó entonces por Mitra, pero ya nadie reconocía ese nombre. Lo mismo sucedió con dos o tres lugares que mencionó, y solo al nombrar el Tarmadón, un temor velado surgió en los ojos de los hombres. Eso fue todo. Nada más.

     Observó con extrañeza que era común los miembros amputados, los rostros con un solo ojo, los niños cambiados. Cuando preguntó por aquello, por medio de señas y gruñidos, solo recibió sonrisas, miembros apuntando a la cima de una montaña y el invariable nombre de Némesis.

No importa. No importa nada, quiso decirse así mismo, pero sabía que la trampa estaba ya montada.

     Vivirás como un desesperado…


sábado, 9 de enero de 2021

 

-NÉMESIS I-

 

     Sucedió en aquel entonces que cuatro niños jugaban en un lago congelado, cuando de repente el frágil hielo se abrió para llevarse a uno de ellos, dejando a los otros tres impotentes y aterrados. Eso contaron a la madre, quien enloqueció de dolor, clamando al cielo por justicia, pues solo su hijo había muerto. Algo respondió, pues a la mañana siguiente encontraron las cabezas empaladas de los otros pequeños al lado del lago congelado. Así comenzó todo. El relato se transmitió de generación en generación, añadiendo o quitando detalles, pero en lo básico se trataba de lo mismo, si se clamaba de forma profunda y sincera por la justicia esta aparecía, podría no ser la más agradable, pero hacía pensar que en el mundo había alguna suerte de orden.

     Si en el bar donde se comentaba la historia alguien la impugnaba, le ponía reparos o discutía su lógica, solía ser mirado de forma agria y era mejor no volver a aparecerse allí por algún tiempo, a menos que se quisiese comer o beber los gargajos de otros.

     Comenzó siendo una deidad menor, por supuesto, una figura sin rostro, labrada de forma tosca, que era puesta junto a otros dioses más importantes junto al fuego. Sin embargo, en lugar de brindársele pan o fruta, comenzó a ser homenajeada con franca plata o con franca sangre. Dioses cayeron y murieron entre tanto, y en el lugar en que el niño se ahogó le dieron un nombre después de muchísimo tiempo: Némesis, y algún tiempo después el pueblo mudó de nombre a Némesis-kun, el hogar de Némesis.

     Némesis-kun quedaba en un cañón en cuyo centro preciso aún existía el lago de la historia, y sobre la montaña más alta se erguían las ruinas de una antigua fortaleza.

     Por el camino del Norte, un día llegó un hombre completamente vestido de negro…