jueves, 19 de noviembre de 2009

Kaír Andros, Narrador de Mitos.
























Kaír Andros es mi primer relato juvenil y finalmente ha visto la luz publicado por la editorial "Libros & Libros". El libro es una nueva visita a mitos de culturas clasicas como la nordica, la apache, la griega y la egipcia entre otras. Presento además a un personaje que sera central en la novela que estoy trabajando y que espero vea la luz a finales del año entrante.
Como no sé hablar mucho de mi mismo los remito al artículo que D. ha publicado al respecto: http://lecturasparatodos.blogspot.com/2009/11/lanzamiento-del-libro-kair-andros.html

domingo, 25 de octubre de 2009

LAS VANGUARDIAS O LA COMPOSICIÓN DEL ROSTRO LATINOAMÉRICANO

Yo, señor, soy acontista.
Mi profesión es hacer disparos al aire.
León de Greiff.

Si el modernismo significó que América cambiará el espejo de España por el espejo de Francia el surgimiento de las vanguardias significará para el continente latinoamericano el reconocimiento de su propio rostro, de su voz. Y lo hizo de la única manera en que le era posible, realizando un rompimiento con la sintaxis y con las formas tradicionales de escritura tomadas primero de España y después de la ilustración francesa. Puede alegarse por supuesto que el surgimiento de los llamados ismos estuvo presente en el mundo occidental (Francia, España, Alemania) pero sólo en Latinoamérica significó no sólo la revolución contra una forma arcaica de ver el mundo, una ruptura contra una visión conservadora de la lengua, sino también una búsqueda de identidad que se orientó así mismo con el surgimiento del indigenismo.
La lengua nos prefigura por supuesto, la lengua no sólo indica nuestra nacionalidad, nuestras herencias y nuestros límites sino también la forma en que organizamos el mundo, la forma en que lo vemos y lo transformamos. En últimas el surgimiento de las vanguardias tratará de eso, de transformar el lenguaje que se habita para transforma en mundo que nos circunda. Es por esa razón, quizás, entre otras tantas, que los escritores latinoamericanos hicieron de la transformación del lenguaje su objetivo y su norte. Ya bien a través del repliegue visceral a las formas vivas del lenguaje como fue adoptado, asimilado y transformado por escritores como Icaza y Borges en sus primeros años, ya bien como ruptura completa como lo haría Huidobro.


El Indigenismo: Jorge Icaza y José María Arguedas.
La segunda oleada del modernismo trajo consigo uno de los grandes pilares de la literatura latinoamericana, Horacio Quiroga. Podríamos hablar de este autor como uno de los precursores del indigenismo en su preocupación acerca de la relación del hombre con el entorno de lo salvaje, del hombre viviendo al límite de la cultura. Estos elementos son observables en cuentos como “El Desierto” y “A la Deriva”, en donde la cultura es confrontada con la naturaleza y es esta última quien sale venciendo ya que el hombre solitario es sólo una criatura indefensa en contra de la naturaleza.
Para Icaza y Arguedas en cambio es el indio, la cultura indígena más bien, quien se halla indefenso ante los latifundistas y la cosmovisión resultante del mestizaje.
Para Icaza el indio es víctima de una cosmovisión extranjera que condena lo que es propio y ante la cual no puede replicar sino someterse. Así, ante una costumbre tan arraigada como la del amaño no queda sino la posibilidad del exilio en las veras del infierno (o lo que puede ser identificado como infierno). Para la visión del latifundista el amaño es pecado y condenación sin posibilidad de escape más allá del matrimonio, el cual, por supuesto, debe ser pagado en metálico y sudor. La misma muerte contiene en sí misma dos caras, la muerte en pecado como la de los animales que todos los consideran, o la sepultura cristiana que conlleva la salvación del alma. Acompañando ésta problemática se halla el asunto del lenguaje. Icaza no intenta mostrar al indio como poseedor de una sintaxis hispana sino de una suerte de lenguaje mestizo, a caballo entre la creencia cristiana y los significantes indígenas. En algunos momentos el habla de los indígenas incluso parece un juego de las vanguardias -empeñadas en deshacerse de los conectores y partículas-, “soliticus en paila grande, en candela de cerrus” ó “Amu sacristán mishcadu guañugta…”.
En “Mama Pacha” no es sólo el lenguaje de los indígenas el que es trascrito dentro del cuento, también aparecen los personajes propios de las creencias indígenas, en este caso el Huaira-Huañuy, que al final se identifica por inacción con el mismo hijo de Mama Pacha. En este cuento Icaza advierte del peligro de reconocerse como indio; es mejor ser desarraigado que indígena, es mejor ser hijo de nadie que hijo de indio. Al igual que el cuento anterior la única posibilidad del indígena es la negación de sí mismo, de los orígenes, como posibilidad de superación. La cultura, la civilización, si se quiere se traga al indio, lo destroza, lo aniquila, lo reduce al sepulcro y después del sepulcro al mismísimo infierno. Indio sin patria, con palabra bastarda, exiliado y humillado.
En contraste la visión de José María Arguedas pone en juego una visión del indio más rica y colorida. Al igual que en Icaza el indígena es tomado por ignorante desde la civilización sin embargo es más notorio el proceso de mestizaje que a nivel lingüístico realiza. Si en Icaza el lenguaje del indígena se trascribía como una suerte de dialecto del español, en Arguedas el lenguaje indígena no se reduce sólo a las palabras en la narración –Aylillay, aylillay/Uh huayli/ Aylillay, aylillay/Uh huayli.// Señores Cabildo/ señores comunes/ hermosa palabra…/- y en los diálogos sino que se expande dentro de la misma construcción de las frases tomando parte en la sintaxis del relato a nivel macro[1] y micro, forjando así una narración más compleja y rica llevándola incluso al nivel psicológico de los personajes que se muestran más contradictorios: “Ambrosio animal, Ambrosio chancho que persigue chanchas, que hace chorrear suciedad a las chanchas montándolas. Ambrosio anticristo. ¿Cómo te sale música triste de tu dedo si eres bestia?” dirá Santiago en “Amor Mundo”. Aquí los personajes no se reducen a ser humillados y vapuleados sino que se esfuerzan en encontrarle una razón a lo que está aconteciendo en ese choque de culturas.
El indigenismo como contemporáneo de los otros ismos muestra una lucha de culturas, más allá de la lucha de clases en este caso, dentro de la cual el rompimiento lingüístico cuenta con la inclusión del lenguaje, de las palabras, de la sintaxis de los indígenas en la construcción del relato.
Interludio: León de Greiff
Dice Verani en su introducción a “Las Vanguardias Literarias en Hispanoamérica” que en Colombia el vanguardismo alcanzó un escaso desarrollo debido a su carácter conservador y se refiere a León de Greiif como un “poeta de transición y simbolista, insinúa una libre inventiva de vanguardia, pero conserva formas tradicionales, fáciles y decorativas consonancias”[2]. Sin embargo a la luz de textos como el “Relato de Guillaume de Lorges” cuesta entender a que se refiere Verani con aquello de formas tradicionales fáciles. Veamos:
Yo, señor, soy acontista.
Mi profesión es hacer disparos al aire.
Todavía no habré descendido la primera nube.
Mas la delicia está en curvar el arco
y en suponer la flecha donde la clava el ojo.
Yo, señor, soy acontista.
Azores y neblíes, gerifaltes, tagres, sacres, alcotanes, halcones,
acudid a la voz del acontista.
[3]
Ó
Yo, Beremundo el lelo, surqué todas las rutas
y probé todos los mesteres.
Singlando a la deriva, no en orden cronológico ni lógico –en sin orden-
narraré mis periplos, diré de los empleos con que nutrí mis ocios,
distraje mi hacer nada y enriquecí mi hastío…;
-hay de ellos otros que me callo-:
Catedrático fui de teosofía y eutrapelia, gimnopedia y teogonía y pasofísica en Plafagonia;
berequero en el Porce y el Tigüi, huaquero en el Quindío,
amansador mansueto –no en desuetud aún- de muletos cerriles y de onagros, no sé dónde;
palaciego porto-Maestre de Ceremonias de Wilfredo el Velloso….
[4]

De Greiff (nacido en Medellín, de ascendencia escandinava, alemana y española) supone uno de los más grandes escritores de Colombia, precursor de la literatura fantástica y fundador, entre otros de la revista “Los Nuevos”. Su escritura asume en momentos la forma tradicional del soneto o la balada pero mezclándola siempre con el humor, la exageración, la burla y la inclusión de neologismos y arcaísmos.
Si bien no se apega a la consigna de la mayoría de las vanguardias – rompimiento de las estructuras sintácticas, asunción de la metáfora como forma suprema de la poesía- en cambio agrega las formas de la música como posibilidad enriquecedora de las formas poéticas. Compone de esta manera largos conciertos de palabras y pura lúdica.
Una de sus propuestas más osadas es el enriquecimiento de la lengua española con la recuperación de arcaísmos intercalados con neologismos y formas que a veces rayan en el abuso de provisión de oxígeno de cualquier lector. Suma a estos vocablos las formas extrañas – a nuestra lengua- del escandinavo y el alemán a los que sitúa sin ningún complejo ni duda junto a los nombres propios de los aztecas o los chibchas como en su “Divertimento escandinavo- chibcha”.
Tan viejo como Carracuca
se está el Adón en su bicoca,
tañendo –al par que su sambuca-
lira apolínea –si se emboca-
y el clavecín, o si lo enfoca,
si lo atempera o si lo educa
[5].

Esta posibilidad de contemporaneización de cosmovisiones tan diversas entre lo europeo y lo latinoamericano es quizás uno de los rasgos más fuertemente vanguardistas en tanto que estos movimientos lograron precisamente ese tú a tú con los autores europeos, no ya en un dialogo de hijos menores a mayores, sino en un dialogo de iguales.
A despecho de Verani la obra de Greiff, al parecer en desuso y de menor influencia que la de otros autores, ha de considerarse por su rareza, versatilidad y humor, como uno de los momentos más importantes del vanguardismo latinoamericano.

El Creacionismo: Vicente Huidobro.
Qué se puede añadir sobre la obra de Vicente Huidobro que no haya sido dicho ya en docenas de volúmenes de crítica y apreciación literaria. Su obra es el summun de la vanguardia latinoamericana, representa de manera exacta ese rompimiento tan buscado por las vanguardias con las antigua formas de la retorica de nuestra lengua. La vitalidad de su búsqueda queda plasmada de manera magistral en su Altazor, negación de las funciones del lenguaje (Altazor desconfía de las palabras,/ desconfía del ardid ceremonioso/ y de la Poesía…//// Anda en mi cerebro una gramática dolorosa y brutal[6].) al tiempo que transformación de este en objeto lúdico, rítmico, en extremo (Ai aia aia/ ia ia ia aia ui/ Tralalí/ Lali lalá /Aruaru/ urulario lalilá[7].) y celebración de la distopía como única posibilidad en el devenir del ser humano (No hay carne que comer el planeta es estrecho/ y las máquinas mataron el último animal[8]).
Huidobro al igual que otros artistas latinoamericanos del momento no es sólo ciudadano de su país o visitante ocasional de Francia, es un cosmopolita que recorre el mundo y establece sus puntos de vista sobre los lugares que visita. En “Veinte poemas para ser leídos en el tranvía” Huidobro construye una suerte de guía de viajes en versión poética (cada poema pertenece a u lugar diferente) y establece una visión cínica e irónica de los sitios europeos (Yo dudo que aún en esta ciudad de sensualismo, existan falos más llamativos, y de una erección más precipitada, que la de los badajos del “campanille” de San Marcos[9])
En el mismo prologo de este trabajo ser reconocido como aquel que le ha declarado la guerra a la levita con que se escribe en España y luego,
Porque es imprescindible tener fe, como tu tienen fe en nuestra fonética, desde que fuimos nosotros, los americanos, quienes hemos oxigenado el castellano, haciéndolo un idioma respirable… Y yo me ruborizo un poco al pensar que acaso tenga fe en nuestra fonética y que nuestra fonética acaso sea tan mal educada como para tener siempre razón[10].
La vanguardia se resume quizás en esas palabras, es tener fe en la fonética americana, entendiendo esta como una suma de voces (como lo hicieron De Greiff, Icaza, Huidobro y Arguedas, entre tantos otros) ya no compuesta por vocablos ni regionalismos de manera exclusiva ni nacionalismos (y me quedo pensando en nuestra patria, que tiene la imparcialidad de un cuarto de hotel, y me ruborizo un poco al constatar lo difícil que es apegarse a los cuartos de hotel.[11])sino por una transformación constante de los diversos elementos lingüísticos que en ella se suman.
Conclusión. Las vanguardias como composición del rostro latinoamericano.
Si el modernismo fue la primera búsqueda de la visión de nuestro rostro en imágenes rotas elegidas al azar, las vanguardias proveyeron a Latinoamérica de un rostro hecho a partir de la sumatoria de los diversos lenguajes que la recorren y la visitan. Por eso su sintaxis se halla atravesada de un dejo escandinavo, otro chibcha, aqueste Inca y el de más allá el español, entre tantos otros que visita y los compones. En suma se trata de una visión proteica capaz de transformarse de manera ubicua más allá de las fronteras mismas del tiempo.
[1] “El muchacho comprobó que habían cortado los espinos a lo largo de la cima de un muro; luego saltaron a un corral. Allí vivía un chancho muy gordo; pero había también una pequeña mancha, seguramente de romaza verde.” José María Arguedas: Relatos completos. Alianza Editorial. Madrid, 1983.Pp. 224.
[2] Hugo J. Verani. Las Vanguardias Literarias en Hispanoamérica. Fondo de Cultura Económica. Segunda edición. México, 1995. Pp. 28.
[3] León de Greiff. Relato de Guillaume de Lorges. “Libro de Relatos” en Obra Completa. Tomo II. Nueva Biblioteca Colombiana de Cultura. Procultura. Bogotá, 1986. Pp. 205.
[4] León de Greiff. Relato de los Oficios y Mesteres de Beremundo. “Velero Paradójico” en Obra Completa. Tomo III. Biblioteca Colombiana de Cultura. Procultura, 1986. Pp. 117.
[5] León de Greiff. Divertimento Escandinavo-Chibcha. “Nova et Vetera” en Obra Completa. Tomo III. Biblioteca Colombiana de Cultura. Procultura, 1986. Pp 412.
[6] Vicente Huidobro. Altazor. Compañía Ibero Publicaciones. Barcelona 1931.
[7] Ibid.
[8] Ibid.
[9] Vicente Huidobro. “Venecia” en “Veinte Poemas para ser Léidos en el Tranvía”. Sin datos de edición. Pp. 14.
[10] Ibid. Pp. 6.
[11] Ibid.

AMÉRICA: Un montón de imágenes rotas

“Un montón de imágenes rotas”
T.S. Elliot.

Intro.
Nuestra América es el producto del choque entre civilizaciones en diferentes estadíos de desarrollo. Este tipo de encuentros han tenido lugar a lo largo y lo ancho de todo el mundo y a través de la larga diacronía de nuestra existencia. Sin embargo ha sido la única vez en que tantas y ricas culturas se han encontrado, así, tan de repente.
En un choque de dos civilizaciones (griegos y romanos, sumerios y babilonios, egipcios y hebreos) siempre habrá una cultura que sea dominada y otra quien somete hasta llegar a la imposición de una sobre la otra o a la creación de una mixtura que enriquezca a ambas culturas. Mas, cuando hablamos del encuentro de mundos tan lejanos y extraños entre sí tenemos que tener en cuenta que se producen fenómenos extraños que no sólo tienen que ver con el derramamiento de sangre y la sumisión de una cultura ante otra. En nuestro caso la densidad poblacional y la riqueza cultural era tal que tarde o temprano los pueblos sometidos tenían que escapar e intentar reconstruir su identidad perdida bajo las huellas de los caballos, sumergida en galeones perdidos en el fondo del océano, escondida, como en un palimpsesto bajo la última capa recién pintada de la biblia o en los diversos procesos de mestizaje.
En el campo literario, por supuesto, eso no ha sido menos cierto. Ya en el barroco la voz de Sor Juana Inés de la Cruz se hizo escuchar con ritmos y sabores propios que aún eran impensables en Europa. Posteriormente el pueblo Americano comenzó a buscar las formas que les eran propias a través del redescubrimiento de su propia cultura oral y en una mirada crítica hacía la forma en que Europa afectaba a América. Pero será el modernismo el espejo en el que de alguna manera América podrá reconocer sus rasgos más fuertes y propios e identificarse en un montón de imágenes rotas en las que convergen Francia y Nemrod, Oriente y Séneca, la desolación –como en Quiroga – y lo cosmopolita –como en Silva; más aún (y es curioso ver como esto sucede) cuando la poesía adopta sus propias formas diferenciándose de la tradicional influencia hispana y adopta también la prosa como vehículo para su expresión. Se tratará por supuesto de una prosa muy rítmica pero prosa al fin y al cabo. Así, las rígidas formas españolas, última suerte de ataduras de la colonización – ataduras hechas de palabras, rimas, estructuras y, en últimas, toda una forma de ver el mundo-, se ven reemplazadas por la búsqueda de nuevos reflejos a todo lo ancho y largo del globo terráqueo.

Primera variación: Los rostros del espejo.
Aunque el grande, el inmenso, el rostro reconocido ahora como la cumbre del movimiento modernista es Rubén Darío uno de los precursores es sin duda alguna José Martí.
En Martí se encuentran varios elementos importantes: lo político, lo pedagógico, lo universalista (reconoce un mismo fenómeno, como el juego del palo, en diferentes culturas) y lo moral.
La “Edad de Oro”, esa suerte de periódico, de publicación pedagógica, de preceptiva moral dirigido a los niños va construyendo, exigiendo, un ideal de hombre:
Así queremos que los niños de América sean: hombres que digan lo que piensan, y lo digan bien: hombres elocuentes y sinceros.
Y más adelante:
"Un hombre que oculta lo que piensa, o no se atreve a decir lo que piensa, no es un hombre honrado."
Y luego:
"Los que no quieren saber son de la raza mala[1]."
Martí parece no reconocer medias tintas, no justifica ni hace concesiones, se está de un lado u otro y es el conocimiento y el dominio de la lengua lo que hace ser bueno a alguien. Este es quizás uno de los aspectos más relevantes de la obra de Martí, su proyecto de construcción no sólo se dirigió a intelectuales y académicos, previó la necesidad de construir hacia el futuro, de sembrar semillas que llevaran su mensaje hacia el futuro.
Por supuesto que no sería el único. Al igual que Martí, Rodó pretendería educar a los jóvenes en su proyecto de utopía a través del Ariel. Sin embargo, el propósito de Rodó se quedaría solamente en eso puesto que parecía desconocer el contexto en que América se movía, engolosinado quizás con los cánones franceses o con su miedo a los adelantos técnicos norteamericanos que se olvido del mundo en el que estaba viviendo. Un mundo de desposeídos, de parias, de condenados furiosos, una América de desarraigados y olvidados.
Hablemos de Silva. Cómo olvidar a Silva. José Presunción, le llamaban. El Dandy, era otro de sus apodos. Preciosista, melancólico, algunos han sugerido incluso una relación incestuosa con su hermana. Silva ha sido uno de los autores más emblemáticos de América y de Colombia entera pero ese recuerdo y ese lugar se logró con el tiempo, con el reconocimiento de sus iguales y no siempre con los de sus compatriotas.
Segunda variación: El movimiento.
Octavio Paz, en su ensayo “El Caracol y la Sirena”, define entre otras tantas formas al modernismo como una
"…fuga de la actualidad local –que era a sus ojos, un anacronismo- en busca de una actualidad universal, la única y verdadera actualidad."
Los modernistas, con Rubén Darío a la cabeza, consideraron el tiempo no como el valor subjetivo que puede tener una persona o una cultura sino como una visión objetiva que debía alcanzar por fin a América.
Esta ilusión, este considerarse hijos de un ahora, puso a los modernistas en una situación muy especial, los hizo extraños constantemente a sí mismos, marginales, desplazados, singulares y, de cierta forma, ajenos. Pretender que el hilo temporal es el mismo para el neoyorkino que para el tuareg o el zíngaro es un despropósito pues se trata de no reconocer al mismo tiempo la realidad subjetiva de cada actor. Gutiérrez Girardot se apodera del concepto de Bloch y lo denomina “la simultaneidad de lo no-simultaneo”, es decir la posibilidad de que todo se actualice en un continuum-temporal, lo bárbaro y lo civilizado, lo alto y lo profundo, lo seco y lo húmedo, lo celeste y lo infernal…
Pero ¿qué buscaba el modernismo? Podríamos decir que este movimiento literario, con todos sus reflejos culturales, fue la primera expresión de una búsqueda de identidad Americana, una búsqueda esquiva, veleidosa y traicionera incluso al estar fijada más en la mirada del otro que en la mirada propia. Una búsqueda que se halló más pendiente de los modelos europeizantes que de los propios modelos lingüísticos propios.
Coda
Podría mirarse en algún momento a los modernistas como un grupo de dandis snobs que se fijaban más en un proceso democrático propio de Europa en lugar de pensar en las formas, geografías y naturaleza de nuestras regiones tanto como de la multitud de lenguas que la conformaron. Sin embargo los modernistas se caracterizaron por ser el primer embate, quizás, de pensadores de los modelos propios de una América independiente mentalmente. Con una precisión de extrema madurez advirtieron sobre el peligro que representaba para los pueblos americanos el seguir el modelo de democracia norteamericana.
Eso no quita sin embargo que América haya dejado de ser un montón de imágenes rotas, un espejo fragmentado que se ha repartido alrededor del mundo entero. Sus escritores comenzaron queriendo ser Góngora y Quevedo y Lorca y después pretendieron ser como Voltaire y Poe y Whitman y Bloch.
La libertad de un pueblo no se basa sólo en la apropiación de un territorio, en su libertad para gobernarse y elegirse, es también la libertad de poder mirar entre muchos modelos y elegir aquel que más le convenga imitar para comenzar la construcción de sus propias formas de cultura entre todas las existentes.
[1] José Martí. La Edad de Oro. Fondo de Cultura Económica. México D.F., 1992. Pps. 31 y ss.

miércoles, 7 de octubre de 2009

Barbarie y Civilización: “Martín Fierro” como instrumento de promoción de lectura.

En la carta dirigida a D. José Zoilo Miguens, Miguel Hernández presenta su “Martín Fierro” como un intento de
“dibujar á grandes rasgos, aunque fielmente sus costumbres (las del gaucho), sus trabajos, sus hábitos de vida, su índole, sus vicios y sus virtudes; ese conjunto que constituye el cuadro de su fisonomía moral y los accidentes de su vida llena de peligros, de inquietudes, de inseguridad, de aventuras y de agitaciones constantes.[1]
Si a esto nos atenemos entramos al “Martín Fierro” como quien entra a una exposición fotográfica realizada por un antropólogo, con la intención de observar una especie nativa pero lejana, una suerte de animal con exóticas costumbres; sin embargo esto no sería hacerle justicia a la obra de Hernández. Quienes siguen el recorrido de Fierro se encuentran con la vida agitada de un hombre que sólo deseaba terminar su vida en la pampa, lejos de trifulcas y luchas ajenas, un hombre rustico que es arrastrado de manera inmisericorde por la mejor tradición de las instituciones civilizadoras. Es decir, la consideración del otro, del que es diferente, del que posee otros saberes que no corresponde con los civilizadamente aceptados, como bárbaro[2].
“Martin Fierro” es el descubrimiento, desde lo poético, del valor del gaucho como individuo oprimido y constantemente acosado hasta los límites y finalmente expulsado de su hogar y de lo que para él constituye toda su existencia; es el reconocimiento del alma del bárbaro. La última imagen de la obra, en donde Fierro y Cruz van dejando atrás los límites de la pampa, su hogar, y a Martín se le escapa una lágrima (a él, que ha visto de manera pragmática el abandono de la amada y la imposibilidad de recuperar a sus hijos) es un colofón patético y conmovedor como pocos.
Sin embargo la intención que Hernández tiene con “Martín Fierro” contrasta fuertemente con “La Vuelta de Martín Fierro”, donde vemos a un Hernández civilizador, que justifica esta segunda parte de Fierro en virtud de sus intenciones pedagógicas:
“Un libro destinado á despertar la inteligencia y el amor a la lectura de una población casi primitiva, á servir de provechoso recreo, después de las fatigosas tareas, á millares de personas que jamás han leído…”[3]
En este caso se pretexta el uso de “La Vuelta de Martín Fierro” como objeto de promoción de lectura ante quienes no se han acercado a un libro: inveterada costumbre ante el bárbaro recién descubierto, asimilarlo a la civilización bien sea por la fuerza, la religión o la educación; o de las tres formas a la vez.
En su oficio pedagógico Hernández asume la forma de una práctica letrada vernácula con las intenciones propias de quien busca que los barbaros, los ignaros, los incultos, los otros, se acerquen a las prácticas letradas dominantes del statu quo. Así lo que comienza siendo un homenaje, un reconocimiento de la otredad, se convierte en un cebo para la civilización.

[1] José Hernández. Martín Fierro. Ediciones Universales-Bogotá. Sin fecha de impresión. Pp 5-6.
[2] El problema de lo bárbaro y lo civilizado es propio además de todo choque de culturas diversas en el que se reconoce como civilizado al vencedor y bárbaro a los vencidos. Una revisita a este tema se puede ver en la cinta “Distrito 9”
[3] José Hernández. La Vuelta de Martín Fierro en Martín Fierro. Ediciones Universales-Bogotá. Sin fecha de impresión. Pg. 80.

Sobre "La Verdad Sospechosa" de Alarcón

Escrita en 1643 “La Verdad Sospechosa” es una obra dramática que aborda el tema de la mentira patológica como excusa para establecer un juicio moral sobre las costumbres de la época, escapando de esta forma de la tradición del triunfo del pícaro sobre la sociedad. Narra las aventuras de García, un galán de la época que ingresa al mundo de la corte y quien es un mozo valiente, arrogante, enamoradizo e inteligente, virtudes todas ellas empañadas por un grave defecto tanto para su honra como para la de su padre: la mentira.
García miente como la vaca da leche, de una manera natural e irreflexiva. Es así como desde el momento en que pisa la corte comienza a construir una larga cadena de historias cada cual más descabellada que la anterior y, si bien huelga decirlo, al principio es creído al final su larga cadena de mentiras desproporcionadas lo lleva a un triste, para él, final.
“La verdad sospechosa” es una obra ágil que se deja leer de un solo tirón y que exacerba la curiosidad del lector sobre la forma en que todo acabará (no bien, uno lo espera). Sin embargo deja un regusto a obra imperfecta, a inacabada, en la manera abrupta en que se desarrolla al final, en ese cierre tan cargado de moral pero tan falto de drama. En el último instante vemos un García casi desconocido que se entrega a los usos y costumbres de la época, aceptando un destino contra el cual ha luchado con denuedo y torpeza. Lo vemos dócil, a él que ha mentido de las maneras más descaradas e inverosímiles posibles, lo vemos obediente, casi servil, ya no ante su padre sino ante su propio paje. Aquí, el lector que casi ha creído en los fundamentos que García da a sus mentiras, queda defraudado ante la forma de claudicar de este mentiroso a quien le falta la brillantez de un Don Juan o la astucia de un Yago.
Vale la pena preguntarse, por quienes somos ignorantes del tema, si este cierre se debe a las formas dramáticas de la época o si por el contrario es producto del deseo del autor; quedando en este último caso un poco desconcertado ante lo abrupto del final.

domingo, 19 de julio de 2009

Camelot ha muerto. Viva Camelot!!!!!!!!!!!!


Definitivamente no éramos los más conocidos ni con muchos los más faranduleros. Fuimos pocos pero fuimos persistentes y nos quemamos la sangre escribiendo lo que pocos en esta tierra de mierda se atreven a escribir, escribimos nuestros sueños y nuestros deseos y nuestras pesadillas. Escribimos eso que llaman fantasía y ciencia ficción.
La mayoría de sus integrantes nos fuimos conociendo hace más de 15 años y poco a poco nos congregamos en la inútil y gran pasión de las letras y las historias que fabulábamos alrededor de nuestros héroes. Algunos de nosotros hemos ido publicando en el trayecto, otros guardan sus páginas para editores más visionarios o con mayor talento.
Resistimos. Aún hoy, cuando nos separamos de manera cuasidefinitiva resistimos. Resistimos escribiendo, anteponiendo lo sueños a la muerte, anteponiendo la esperanza al mercantilismo. Aprendimos a las malas que escribir pornomiseria no es negocio pero es talento, que no rendirnos ante la novela del secuestro o del tráfico de drogas no vende, pero nos deja en paz con nosotros mismos. Aprendimos que nos gusta hablar más de mitología nórdica y de Neil Gaiman que la obra del último traqueto que se convirtió en telenovela.
Hicimos historia aunque la historia no se haya dado cuenta. Fuimos el único grupo centrado en la ciencia ficción y la fantasía cuando en Colombia no se sabía que El Señor de los Anillos era un libro y que Matrix pertenecía a un genero llamado Cyberpunk. Así que no aceptamos mierdas ni prevendas, en medio de la mediocridad, de las roscas y de las inmundicias, de los amigos de tal o cual escritor, Camelot sobrevivió y murió leal a sí mismo. Camelot ha muerto... Viva Camelot!!!!!!!!!!!!!

martes, 7 de julio de 2009

Agua Oasis

Hace unas pocas semanas sucedió y hasta ahora no he escuchado una sola queja. La empresa postobón lanzó al mercado su agua “Oasis”. Lo curiosos no es eso por supuesto, Ardila Lulle o Santodomingo pueden lanzar las aguas que quieran con el nombre que quieran. Lo inaudito en este caso es que la estrategia publicitaria tiene el apoyo de la presidencia de la nación al punto tal que se incluye el escudo de Colombia en la publicidad realizada por la marca, aunque amparada bajo la referencia de Acción Social.
La campaña publicitaria lanzada en diversos medios reza que Postobón podría haber hecho un agua de mejor calidad, reforzada con vitaminas o nutrientes, sin embargo decidieron hacer un agua para ayudar a la gente. Por determinada cantidad de agua comprada, la empresa de Ardila Lulle realiza una módica donación a obras sociales. Lo que no dice es que esta agua se vende a un costo mayor, al menos en los supermercados, frente a las marcas de la competencia. Dicho de otra forma que no sólo es el comprador quien hace la donación sino que demás hace un aporte mayor para beneficio de la empresa.
Lo inaudito sin embargo es que Acción Social, dependencia de la Presidencia de la república apoya esta farsa. Me pregunto cuántos ancianatos, albergues, comedores comunitarios apoyará Acción Social, cuántas marcas más apoyará. Si Arturo Calle dice mañana que por cada prenda comprada donará cien pesos al Convento de las Hermanitas Descalzas Acción Social también pondrá su logo y el escudo de Colombia en las campañas publicitarias. Amanecerá y veremos dijo el ciego y lo volvieron alcalde, cosa que sólo en esta tierra de muertos sucede.

martes, 24 de marzo de 2009

Papelitos

Abundan los papelitos. Están atravesando el país de norte a sur. Son tiernos. Invitan con delicadeza a los padres a acostar temprano a sus pequeños (lo niños buenos se acuestan temprano) ya que sino ellos mismos lo harán. No firman. Como todas las almas buenas permanecen en el anonimato.
Hablaba con M. de los papelitos. M. defiende la idea, dice que es una buena solución. Es la mejor forma de acabar con “esa gente”. M. tiene un buen muchacho, que va de la casa al colegio todos los días y a quien su situación económica le permite darle todo lo que quiere. El hijo de M. tiene 17 años y hace dos no sabía como manejar un teléfono publico. Es fácil hablar de la muerte de los demás cuando no son tus familiares ni amigos los que están en peligro.
M. insiste en que cada quince años se hacen estas purgas y que está bien, que es necesario. Acepta que hay un problema social de fondo pero a él en el fondo tampoco parece importarle. Los papelitos dicen que se eliminará a las prostitutas y los maricas y los basuqueros. En algunos casos. En otros se trata de amenazas vagas que no señalan a nadie en particular, sólo a aquellos que violen el extraoficial toque de queda.
E. dice que esa es la ley y que hay que obedecerla. Le gusta caminar de noche alguna veces, ahora prefiere recluirse en su casa mientras pasa los canales uno a uno sin encontrar nada que le interese.
Decía William Ospina en su ensayo “¿Dónde está la franja amarilla?”, que la ceguera de nuestros dirigentes es tan grande como su ineptitud y que cuando se habla de sicariato se conforman con prohibir los parrilleros hombres de las motocicletas. No más. ¿Las mujeres no saben disparar?
Va a haber limpieza social en el país. Al menos eso parece. Se encargaran de un montón de personas que serán asesinadas de manera impune (el aparato legal colombiano no da abasto con para-narco-yidis-guerrillo-dmg-politica, como para hacer algo con esta nueva situación a menos que se perpetren masacres) y limpiaran las calles del país para hacerlas más seguras. ¿Seguras para quién?, me preguntó, si tengo que temer hasta de mi sombra si decido salir a caminar una noche a fumarme el cigarrillo que Isabel no me permite fumar en casa.
Miro a Samuel que destroza otro libro con sus manos felices y me preguntó en qué clase de mundo le tocó venir a dar.

martes, 17 de marzo de 2009

La experiencia metaficcional

Conocí el termino metaficción a partir de la explicación que da Stephen King en el volumen sexto de su serie de “La Torre Oscura”. King la usa para justificar su propia inclusión como personaje en las aventuras de Roland aunque confiesa que el término le choca por pretencioso.
En mi caso particular pretendí utilizarlo en la primera fase de este blog para narrar una serie de hechos que tenían lugar en una distopía caótica que tenía lugar en un futuro no muy lejano. Sin embargo esta idea fracasó al no tener un conjunto amplio de seguidores que día a día siguieran el intricado laberinto de mi mundo y constantemente se quejaran de la confusión que les generaba al punto de no volver a leer el blog porque se sentían perdidos y ajenos. Isabel siempre fue uno de sus más aguerridos críticos. Sin embargo la experiencia, a pesar de su dificultad, ha sido una de las más formativas que he tenido como escritor. (Para quienes llegaron tarde y desean tener luces sobre este ejercicio deberán devolverse al primer centenar de entradas que se sumergía en pistas falsas, locuras y catástrofe).
Abandone la experiencia, muy a mi pesar, porque resultó también demasiado agotadora. Sin embargo apuntó a tener pronto un volumen completo que de cuenta de todo el universo de Atón, Skin, Giftys y demás personajes de “Los Hijos del Neón”.
A partir de las entradas sobre mitología y temas relacionados el blog ha pasado a tener otro aspecto y otro espíritu para quienes hasta hoy lo han seguido. Las experiencias de un escritor novel que se está introduciendo en el complejo mundo de la edición y la publicación, pero antes que nada de quien ama las letras por sobre muchas otras cosas sobre el mundo (Isabel odia estas declaraciones).
A todos los que me han seguido hasta aquí les doy las gracias por su constancia y espero que sepan entender que aunque la experiencia metaficcional ha llegado a su fin en el mundo virtual, la experiencia vital en cambio sobre el complejo mundo que nos rodea tendrá su continuación.

lunes, 16 de marzo de 2009

Pequeña bibliografía para aficionados a la mitología

Como ya he dicho anteriormente no soy, ni pretendo ser, un experto en el tema de la mitología. Lo único que le recomendaría al explorador novato es que lea sobre el tema desde diferentes frentes y sólo después de ello tome partido o siente una posición. Una cosa más, intentar siempre leer las versiones originales de los textos míticos.
El primer autor a conocer es, por supuesto, Claude Levi Strauss. Este antropólogo estructuralista es una de las mentes más lucidas del mundo intelectual contemporáneo. Conocí la obra de Levi Strauss durante mis años de universidad y debo decir con franqueza que a pesar de lo comprensible de sus argumentos es también uno de los autores más soporíferos que he leído. Por supuesto su obra no pretende ser literaria sino académica, no escribe una novela, describe anatómicamente una historia. Una de las últimas cosas que supe del trabajo de este autor, a quien le debo una exploración más profunda, es que pone la comida en un lugar crucial dentro del estudio de la mitología. Su propuesta parece ser interesante aunque se tenga que llevar un barril de café para soportarlo.
Otro de los imprescindibles es Mircea Eliade. El tono de sus escritos, aunque igual de académico, tiene muy poco de soporífero. Es un autor vital (incluso escribió un par de novelas), sobresale su Mito del Eterno Retorno, en el que avala por una existencia del mito casi atemporal. Para Eliade, cuando se narra un mito el oyente se traslada al tiempo del mito, una temporalidad primigenia que se renueva cada vez. El Chamanismo y las Técnicas Sagradas del Éxtasis es otro de esos libros en los que hay que adentrarse. Es diciente además que estos dos autores no trabajan sólo en el campo de las mitologías paganas politeístas son que exploran los temas y recursos de las creencias primigenias.
No se puede dejar de lado así mismo “La Rama Dorada” de Frazer, obra monumental y portentosa donde las halla, aunque su autor sea redundante y reiterativo a más no poder. La obra completa es de doce tomos pero en español se publicó gracias al Fondo de Cultura Económica una versión más redonda y menos extensa en la que el autor pone todo su arte y empeño en exponer su tesis de una manera menos adornada. No se trata de un resumen ni de una condensación sin embargo sino de un texto más económico en sus ejemplificaciones tal y como el autor expone en su prefacio.
Por supuesto nunca debería dejarse a un lado la obra de Joseph Campbell quien en sus cuatro volúmenes de “Las Mascaras de Dios” realiza un espectacular recorrido a través de las mitologías más relevantes del mundo entero. Su exposición clara, apasionada y muy interesante se hace cargo de un lenguaje diáfano y entretenido. La obra completa de Campbell, que abarca más de una docena de títulos hace hincapié en el valor de la mitología para nuestro mundo actual.
Los amantes de la mitología sumeria no deberían dejar de visitar el texto original del Enuma Elish así como el Gilgamesh, en tanto que quienes prefieren la mitología nórdica deben visitar una y otra vez la Edda Mayor y la Edda Menor.
Textos y autores, faltan por supuesto, pero quienes pretendan iniciarse en el estudio de la mitología deberían recorrer las obras de algunos de estos autores.

lunes, 9 de marzo de 2009

¿Tecnofolclore?

Pretendía salirme de la discusión sobre mitos y folclore con una breve pero útil bibliografía sobre libros y autores recomendados para quien quisiera ahondar más sobre el tema. Sin embargo, una muy buena amiga mía, me ha cortado por lo sano preguntándome si consideraba la existencia actual de un tecnofolclore.
La pregunta es espinosa, cortopunzante y esconde la más perversa de las intenciones, de eso estoy seguro. Afirmo esto porque para un lego como yo hablar sobre este tipo de temas es físicamente doloroso. Casi puedo escuchar como mis neuronas van reventando una a una mientras elucubro sobre estos temas académicos. Quienes me conocen saben que soy uno de esos escritores perezosos, de aquellos a los que no les gusta ahondar ante el origen de las historias o el complejo de Edipo o esas cosas. En las últimas semanas sin embargo, y a costas de un futuro aneurisma (lo sé, esta ahí esperando) me puse a repasar viejas reflexiones en polvorientos libros que no leía hace como un millón de años y todo por culpa del dichoso libro de mitos (ya terminado), de Isabel (quien insistió en espolearme) y de D. (quien ahora debe estarse riendo de lo lindo en tanto yo me reviento la cabeza aunando todos estos cabos sueltos).
A pesar de mis lecturas de mitología comparada (que me mataron cualquier esperanza de creer en dios) seguí creyendo durante mucho tiempo que la mitología era un tema muerto y enterrado, en el cual sólo se interesaban sesudos estudiosos de la talla de Levi Strauss, Eliade o Campbell. Sin embargo una tarde mientras escuchaba a un grupo de amigos hablar sobre la última sesión de Vampiros (un juego de rol, aclaro para los que no son ñoños) me puse a reflexionar sobre el asunto.
Mis amigos hablaban con la propiedad de héroes épicos acerca de razas de vampiros, combates, artilugios mágicos, armas de nombres impronunciables, y hechizos en latín. Mientras tanto yo iba arrebujado en la esquina más incomoda del viejo escarabajo en el que viajábamos sin entender un tres de todo aquel galimatías. No sólo descubrí que ellos tenían todo un lenguaje especializado sobre el tema sino que poseían un saber que les era propio y una sabiduría tribal desde la cual veían el mundo. Desde ese momento me aventuré con espíritu de antropólogo a estudiar que diantres era un juego de rol, como funcionaba y, en resumidas cuentas, de que iba todo aquello. Lo que descubrí me sorprendió. Sus conversaciones, sus historias, su lenguaje tenían un deje de mitología que no podía con ello. Es decir, aquellas historias dejaban pronto de ser un juego para pasar a ser parte de un cumulo de narraciones compartidas que les eras propias y que en muchos casos sólo ellos podían comprender sus simbolismos y alcances. Mis amigos no eran primitivistas, les encantaban los juegos de computadora, salían cada vez que podían a tomarse unos tragos y a buscar un buen ligue y adoraban la vida en la ciudad más que cualquier otra cosa en el mundo. Eran freaks, es cierto, pero freaks funcionales y a ratos en todo caso.
Comparé todo lo que vi y lo que viví (no se puede escapar del juego de rol) y lo comparé con los estudios de Campbell y de Eliade y descubrí que sus historias se adaptaban de cabo a rabo con la sistematización que de los mitos realizaban ese par de académicos. Concluí entonces que la mitología no estaban muertas, indagando más en el asunto y en la literatura fantástica me di cuenta que muchos de los símbolos de la actual ciencia ficción y literatura fantástica contemporánea se correspondían con las antiguas mitologías.
Hoy en día sigo creyendo lo mismo. Los mitos siguen produciéndose aún hoy en día, los antiguos símbolos siguen perviviendo en nuestros relatos y nuestras creencias, seguimos intentando organizar nuestro mundo a través de palabras y ritos que compartimos entre unos pocos de nosotros. Y puntualizo, entre unos pocos de nosotros. No creo, bajo ningún concepto, que la tan mentada globalización pueda hacer que unifiquemos todos nuestros sistemas de creencias bajo unos relatos globalizantes que nos sean comunes a todos. Vivimos en una era de tribus urbanas que comparten valores, ritos y creencias que aunque simbólicamente se puedan corresponder con los de otros grupos, difieren en forma, objetivos y características tanto como la mitología nórdica difería de la griega y esta de la judía o la africana.
¿Podemos llamar a ese conjunto de creencias tecnofolclore? Creo que es un nombre tan bueno como cualquier otro, creo que se puede adaptar ya que nuestra época está tan mediada por los avances tecnológicos que influyen en las formas de nuestros relatos más íntimos y pesadillas más oscuras.
Estoy atento a cualquier pregunta que quieran realizar, pero ojo, ustedes serán los responsables de mi aneurisma.

viernes, 6 de marzo de 2009

Tecnomito y leyenda urbana.

Comencé esta serie de artículos buscando mostrar la serie de líos en los que me había metido por cuenta de hallar fuentes fidedignas para hacer mis adaptaciones sobre mitos. Hoy pretendo iniciar su fin hablando del tecnomito y las leyendas urbanas y en una próxima sesión remataré con una bibliografía cuidadosamente seleccionada para que todos aquellos interesados en la mitología puedan recorrer con mayor seguridad su sendero.
Conocí la palabra tecnomito por la pluma de Michael Crichton que, a su vez, se la adjudicaba a un apócrifo profesor norteamericano. Sucedió con el poco valorado libro “Jurassic Park”, una fuente de mis mayores placeres y delicias dentro del campo de la ciencia ficción contemporánea. Pero divago.
Aunque sabía de antemano que la mitología no ha muerto sino que constantemente se reelabora y reinventa, el termino me gustó lo suficiente como para adoptarlo. Con esto último quiero decir que no se trata de un término oficial (aunque varios interesados en el tema también lo están adoptando) sino vernáculo. El tecnomito son nuestras nuevas explicaciones acerca del universo tomando como partida ya no a los vetustos dioses sino a las formas de vida extraterrestres o a grandes conspiraciones corporativas. Nuestros dioses actuales reflejan aún nuestros desconocimientos, maldad interna y nuestra fe en la ciencia.
Las leyendas urbanas, como su nombre lo dice, mantiene las mismas estructuras de las leyendas pero dentro de un ambiente lleno de edificios y carros y aviones.
Hay un libro espectacular de Neil Gaiman llamado “American God´s” que se basa en la tesis de cómo se habrán modificado los dioses paganos al entrar en tierra americana. Cómo sobrevivieron a esos terribles viajes y luego se adaptaron al entrar en contacto con esta tierra inmensa. Un libro que habría que leer. De hecho no sólo una vez.
Tenemos nuestra propia mitología y no es muy ajena de aquella que tenía al que despectivamente denominamos “primitivo” o “salvaje”. Aún el ateo tiene su propia campo de creencias y lo llama ciencia. Pero esa ya es otra discusión.

miércoles, 4 de marzo de 2009

Cuentos del folclore: El duende



Uno de los personajes más reconocidos mundialmente es el duende. Para muchos se halla asociado con los elfos, para los irlandeses son los leprechauns, los Danoie sidhe, etc. En Latinoamérica el duende asume una forma especial, la de un niño tocado con un sombrero grandísimo, que acosa mujeres, le gusta la música, trenza los cabellos de niñas y animales y secuestra a los niños.
El duende no es una leyenda, no representa una fuerza de la naturaleza pero tampoco es una divinidad, ni tan siquiera es humano. Los orígenes del duende se han perdido en la oscuridad de los milenios pero existe. Es uno de los mejores representantes de un cuento del folclore.
Si rastreáramos la figura del duende con las herramientas del mitólogo o del antropólogo, muy probablemente nos encontraríamos con una deidad antigua. Tal vez. Algunos asumirían que se trata de un cuento de hadas, sin embargo no hay una estructura en la historia de este duende, a lo sumo se encuentran uno o dos relatos que tienen muchas variaciones y que no se han generalizado.
El duende existe. La gente lo ve, ha hablado y pelado con él aún hoy en día.
Este tipo de criaturas también hace parte de la mitología de un pueblo, se trata probablemente de remanentes de antiguas creencias o cuentos que buscan explicar la desaparición de niños en los pueblos.

lunes, 2 de marzo de 2009

Mitología: mitos, leyendas y cuentos de folclore….

Si las distinciones entre mito y leyenda resultan complicadas, el nivel de confusión puede aumentar si se añaden las historias del folclore.
Recapitulemos:
Mito: Relato en el que se muestran las relaciones de los dioses entre ellos, con el universo y con el hombre. Con este último sin embargo el tipo de relación presentada es siempre vertical. El ser humano es siempre un personaje secundario.
Leyenda: Relato que habla de las relaciones del hombre con el hombre y con su entorno. Si aparecen los dioses por lo general lo hacen en un carácter secundario, como ayudantes o auxiliares en sus aventuras.
Mitología: Corpus de relatos, por lo general orales, que dan cuenta de todas las creencias de una cultura o un pueblo.
Como relatos del folclore podríamos definir a toda aquella historia que se halla dentro de un proceso de degradación (una leyenda que ya no se considera tan importante, un mito que por razones de colonización o choque cultural se va quedando relegado, historias de personajes menores dentro de las creencias mitológicas)
Como ya veo que me he vuelto a meter en camisa de once varas dejo aquí un pequeño (continuara…) y seguimos en la próxima sesión.

viernes, 27 de febrero de 2009

Mitología: mitos y leyendas II

El único corpus mitológico aparentemente fijo por los poetas es el grecorromano. Conocemos esta mitología por Hesíodo, Ovidio, Plutarco y muchos otros que ya no recuerdo (mi memoria no es lo que era). Al decir de muchos estudiosos la mitología que heredamos de Grecia y Roma ya era una suerte de fósil en la que ya no se creía mucho mas aún cuando la filosofía estaba pregonando una nueva forma de ver el mundo: La filosofía. Fue un filósofo precisamente el responsable de descalificar el mito por vez primera y considerarlo como mentira oponiéndolo a un nuevo paradigma dominante, el del logos o la razón, paradigma que aún hoy se mantiene para muchos.
Empero las mitologías de otros pueblos y culturas no mantuvieron este mismo formato, mientras no fueron escritas no se congelaron en el tiempo. Aún hoy, la mitología dominante en occidente, la judeocristiana, es una clara muestra de lo que conlleva tener una mitología viva, una mitología cambiante con contradicciones, renovaciones y cambios constantes en el día a día.
(Continuara…)

miércoles, 25 de febrero de 2009

Mitología: mitos y leyendas.

Existe una clave sin embargo para diferenciar el mito y la leyenda: mientras el mito trata sobre las divinidades y sus relaciones entre ellas; las leyendas hablan de los hombres, sus relaciones entre ellos y con el entorno que los rodea; cuando aparece una divinidad lo hace en carácter auxiliar. El mito es fundacional (del universo, del pueblo, de costumbres, etc), la leyenda es operativa (qué pasa cuando se tala demasiado, qué sucede cuando no mostramos piedad, qué sucedió en la batalla de).
La mayor dificultad empero para diferenciar ambos tipo de narración es que en muchos casos, sino en la mayoría, todo hace parte de un mismo corpus de relatos al que se suele denominar mitología.
La mitología de una cultura no esta solamente compuesta por mitos, también hacen parte de ella las leyendas, los relatos del folklore y hasta los relatos de cacería. Esto sucede por que los mitos de una cultura no son un modelo estático para su fácil estudio por los antropólogos y los escritores. Una mitología es un modelo dinámico del universo que está en continuo ascenso. Recordemos que Freud en su “Totem y Tabú” plantea el origen del totemismo como la divinización del antepasado asesinado. De la misma manera la idea de un dios superior podía cambiar de territorio en territorio como en el caso de los nórdicos, en unos poblados Odín podía ser el dios principal en otros Thor, Trym e incluso Loki.
(continuará…)

lunes, 23 de febrero de 2009

Monomito.

Si el mito operacionaliza el universo, dándole una función y un sentido, la leyenda lo sitúa en el mesocosmos. Dicho de otra forma, si el mito se encarga de dotar sentido al universo entero, la leyenda se encarga de dimensionar su lugar ante lo más cercano, la naturaleza y sus iguales. En la leyenda las divinidades cumplen funciones menores, principalmente de ayuda, soporte y apoyo. Los dioses se ven más como figuras secundarias y su relación con los hombres pierde ese carácter vertical que tiene en el mito.
No es fácil diferenciar siempre una leyenda de un mito y a menudo los estudiosos suelen hablar también de leyendas cuando hablan de mitos. Esta confusión se da en gran parte por las características comunes que comparten las historias heroicas, tanto míticas como legendarias, y que Campbell llama, monomito.
Según esta estructura existe un esquema básico según el cual el héroe tiene un llamado a la aventura, se interna en otro mundo no sin ates pasar por en encuentro con un (o unos) comparten las historias heoricas y que Campbell llama, La estructura del monomito. guardián del umbral; en el otro mundo debe poder tomar un brebaje o amuleto, se encuentra con las entidades divinas mayores, pasa un camino de las pruebas y de nuevo se halla ante un umbral que debe cruzar para volver a su propio mundo con la hazaña realizada. Sin embrago al volver, ya no es el mismo, es otro.
Esta estructura (resumida de manera basta y grosera) lo comparten por igual las historias de héroes míticos tanto como legendarios e incluso muchos autores han basado sus obras literarias y cinematográficas en esta estructura, que podríamos denominar arquetípica.
(Continuara…)

miércoles, 18 de febrero de 2009

Mito II

El mito nace del afán del hombre por encontrar explicaciones a lo que le rodea. Las primeras creencias que se dan son de orden animista. Se creía que todo aquello que existía tenía una vida latente fueran piedras, plantas, animales o seres humanos. Y si hablamos de vida también debemos hablar de muerte, Joseph Campbell, reconocido especialista en mitología nos dice:
“En el conocimiento de la muerte se origina la concepción del mundo que poseemos como seres humanos y no bestias (...)en los momentos decisivos de la existencia, cuando el hombre se hace hombre y se da cuenta de su infinita soledad en el mundo, el temor al mundo se revela por primera vez como el temor esencialmente humano en presencia de la muerte, el límite del mundo iluminado, espacio rígido, también entonces se origina el pensamiento superior como meditación sobre la muerte( ...) y la única forma de expresar de forma comprensible lo incomprensible debe ser una especie de metafísica en la que todo tenga significado como símbolos”
El mito, como forma de entender el universo tiene además cuatro funciones principales:
a) la mística, que conecta el asombro del ser humano con el asombro del universo;
b) La cosmológica, que articula al hombre frente a los misterios del universo;
c) La sociológica, que lo deposita frente a una sociedad,
d) Y la pedagógica que le permite al hombre comportarse según las diferentes circunstancias. (Campbell; 1968)
Un punto que se suele olvidar cuando se habla de mitos, es que ellos nacen del ser humano, nacen de sus miedos y esperanzas. La noche y la muerte fueron en verdad los primeros enemigos del ser humano y las primeras piedras de la civilización tal y como hoy la conocemos. Esto no necesita más confirmación que el hecho de que aún hoy sigan siendo nuestros principales temores. Para oponerse a la noche y a la muerte los primeros seres humanos que tuvieron conciencia de un ayer y un mañana, se dieron a explicar el orden y la relación del todo con el uno y del uno con el todo. Dicho de otra forma, para conjurar la angustia que era el mundo, el ser humano tuvo que inventar su relación y su lugar dentro del universo. La mayor prueba de la valentía y sagacidad de nuestros antepasados fue enfrentarse a dar inicio al hecho titánico de establecer un orden en el mundo conforme a sus deseos y temores. Y lo hicieron con historias.

(continuará…)

martes, 17 de febrero de 2009

Mito I.

La primera idea que debemos sacarnos de la cabeza respecto a los mitos es la existencia de un canon mitológico como tal. Eso no existe ni existió nunca. Lo que conocemos es una mitología según Hesiodo, según Ovidio, según Snorri. El carácter proteico de los mitos es una de sus mayores características. Los mitos cambian, evolucionan, se modifican como en la historia de Anansi, la araña. Este personaje africano quiso ser protagonista de todos los cuentos y le compró los cuentos, su protagonismo de los cuentos, a Nana Nyami, el dios del cielo. Es tal la vitalidad de los mitos que ni siquiera al ponerse sobre papel se quedan quietoso tal a los mitos es la existencia de un canon mitologico , incontables versiones existen de estos relatos.
Lo segundo que debemos olvidar es que la mitología pertenece sólo a las culturas politeístas. El mito ha existido en la mente de los chamanes tanto como en la de los creyentes en Cristo, Buda o Alá, porque en resumen el mito es el relato en el cual se muestran las relaciones de los dioses entre ellos mismos (Orfeo y Eurídice, El matrimonio de Thor, Anansi comprando los cuentos, Inanna descendiendo al infierno) o en su relación vertical con los hombres (Mitos de creación, mito de Caín y Abel) y en la cual conservan siempre su protagonismo. Si existe una creencia en una entidad supranatural y existen relatos sobre esa entidad, entonces podemos hablar de mitos.
La tercera idea que debemos sacarnos de la cabeza es que sólo existe la mitología Grecorromana. Esta mitología se ha estudiado más debido a la importancia que ha tenido Grecia para el mundo occidental, además de ser –gracias a Ovidio y Hesiodo- una de las más sistematizadas que existen. Sin embargo tanto los Navajo como los Kogi como los Inuit como los Bosquimanos como los Incas como los aborígenes de Borneo, tienen y han tenido sus propias historias alrededor de sus dioses y sus creencias.
Uno de los aspectos más importantes de lo que debemos hablar al referirnos a la mitología, es la dependencia de ésta del territorio en el que se desarrolla. Si miramos detenidamente la mitología Nórdica, el valor para ellos más respetado es el valor no el amor. Se debe tener mucho valor para poder enfrentar el frío y las tinieblas y los males brutales del norte. Se debe tener mucho valor para dedicarse al comercio entre países lejanos. Si miramos la mitología judeocristiana, el desarrollo del amor como su máximo valor es muy posterior, el valor principal dentro del antiguo testamento es la venganza, la retaliación. En el mundo musulmán aún hay muchos de estos elementos. Son pueblos que nacieron en un mundo áspero y hostil al que aún se aferran y buscan dominar.
(continuará…)

lunes, 16 de febrero de 2009

Acerca de mitos, leyendas y otras literaturas primigenias I (introducción).

Una de las mayores dificultades que he tenido con la antología de mitos sobre la que estoy trabajando es el acceso a los libros que hablan sobre el tema.
Libros como la “Edda mayor” y la “Edda menor”, el “Enuma Elish” o el “Kojiki”, entre otros tantos, son de difícil consecución en las librerías y bibliotecas de nuestra ciudad. La mayor parte de los libros sobre mitología hablan de los romanos y los griegos.
Cuando me he acercado a libros que hablan sobre mitologías del mundo, en su mayoría para niños y jóvenes, me he encontrado con atrocidades que mezclan los cuentos del folklore con los mitos, las leyendas y, en muchos casos, con los cuentos de hadas.
Recuerdo que en el colegio me enseñaron que mito era todo relato que hablara sobre el origen de las cosas y que leyenda era aquel relato fantástico basado en un hecho real. El tiempo se ha encargado de demostrar la pobreza de esas definiciones y lo peor es que hablando con Isabel me he dado cuenta que esas mismas definiciones persisten hoy sin modificación alguna. Eso es aterrador sobre todo al tener en cuenta los trabajos e investigaciones realizadas por autores como Claude Levi Strauss, Mircea Eliade y Joseph Campbell, entre otros.
En los colegios hoy en día persiste la enseñanza de la mitología griega y romana como la única a tener en cuenta y son pocos los libros atractivos que se encuentran sobre el tema. Algunos de ellos, obras de vulgarización harto interesantes y bien trabajadas son “Por todos los dioses” y el cursillo de mitología de Argos”. Sin embargo la mitología va más allá de eso.
Realizando un breve paréntesis acerca del corpus central que ocupa a este blog, comenzaré a partir de mañana (esto sólo constituye una breve introducción) con una serie de artículos que hablan sobre el tema y que espero sean más esclarecedores tanto para quienes se inician es estos temas como para quienes gustan de ellos.

jueves, 12 de febrero de 2009

Ateos

Escribe Saramago en su blog el día 11 de febrero, El mundo sería mejor si todos fueran ateos. Lamento no coincidir.
He seguido a Saramago en “La isla desconocida”, “La Caverna” y “Ensayo sobre la ceguera”, es un autor sobre el que vale la pena detenerse y sus opiniones sobre el conflicto de la Franja de Gaza, su amor, rayano en la idolatría, por Obama y sus artículos sobre los sucesos actuales me parecen de lo más lucido y respetuosos que se puede encontrar. Pero disiento, el mundo no sería mejor si todos fuéramos ateos.
En primer lugar debo afirmar que con Giftys, Arist y Tarmadón incluido, no soy una persona religiosa mucho menos creyente. Mi campo de creencias se difumina en una niebla incierta en la que hay muchísimas más preguntas que respuestas. Sin embargo en mis momentos de mayor desesperación he pensado que me valdría más tener una fe en alguna entidad incierta que en una botella de Maistock.
La mayoría de las religiones devienen de mitos antiquísimos a los que por razones políticas, sociales y económicas un corpus secular termina dándole forma y dirección. Los mitos dependen del lugar en el que nacen. En los mundos agrestes y desérticos del medio oriente, donde el cultivo fue casi imposible durante siglos, el dios al que se le dio forma fue un dios ansioso de sangre (se puede ver perfectamente en el mito de Caín y Abel) y por lo tanto un dios celoso, vengativo y peligroso. En el mundo vikingo, lleno de hielo y dureza, el valor principal no fue la piedad o el amor, sino el valor.
Sin embargo, existen otra funciones de la religión y del mito que son por completo necesarias para la mayor parte de los seres humanos. El mito (y posteriormente, muy posteriormente, la religión) brindan un norte a las acciones del ser humano, lo reglamentan, justifican su lugar en el mundo y le brinda unas posibilidades de comunicación con el mundo espiritual. Sin el consuelo de la existencia de algo supraterreno a la mayor parte de la población se le haría insoportable su existencia.
El problema no es la religión, es algo que se derivó de ella, algo que no estaba contemplado en el mito y es que nuestra principal responsabilidad no es con los dioses, es con el ser humano, aquel que los católicos llaman prójimo y que D. (psicólogo tenía que ser) denomina simplemente “el otro”.
La religión es sólo el símbolo de un ideal, y lo ideal no es nunca un problema siempre y cuando sea aceptado como tal.

martes, 10 de febrero de 2009

Antología

La vida de un escritor conoce instantes de felicidad y de tristeza en partes desiguales. Hay quienes dicen que sólo quien sufre puede plasmar verdaderas obras de arte, por eso los escritores deben ser sufridos y atormentados como Poe. Hay otros quienes dicen que el escritor debe tener felicidad para poder transmitir algo de luz al mundo.
No sé que de cierto haya en ambas afirmaciones, sólo sé que es tremendamente difícil concentrarse en la escritura cuando tu hijo está irritado porque le están saliendo los dientes. Es imposible avanzar con algo cuando en mitad de una frase aparece un llanto irritado e irritante, con esa característica especial que tienen los llantos de los bebés, esa urgencia que transmiten en ser protegidos.
En fin, avanzo palabra tras dolorosa palabra intentando hacer la antología de mitos. Espero que mi editor no me mate.

lunes, 9 de febrero de 2009

La Carretera

Es un libro de 210 páginas. Todos los sucesos ocurren en una suerte de infierno postapocalíptico donde toda la esperanza existente se halla en cada instante vivido. La noción de futuro es sólo un mal chiste. Se trata de huir, es el relato de una huída patética a través de una carretera asediada por hordas salvaje de caníbales brutales (una de las escenas más salvajes es cuando el padre y su hijo encuentran en medio del bosque un bebe eviscerado y sin cabeza, atravesado por un espetón y asado en medio del bosque) que han olvidado la piedad humana.
Al final del libro nace una suerte de esperanza. En eso el libro miente. En caso de una guerra nuclear, biológica, química, genética o cualquiera de esas formas ingeniosas que estamos probando para destruirnos a nosotros mismos, no sobrevivirá una sola persona nobel. Sólo los malos heredarán la tierra. Sólo ellos tendrán la falta de compasión escrúpulos, moral, para pasar por encima de todos y atreverse a sobrevivir. Sólo ellos tendrán la desfachatez de sobrevivir en un mundo que ya no merece tanto heroísmo. Y no lo merecerá porque será un mundo ya roto y doblegado. De hecho, lo que sobreviva ya no será humano.
“La Carretera”, ese libro de Cormac McCarthy, es una fabula hermosa y tenebrosa sobre la esperanza del ser humano.
Maldice a dios y muérete…

jueves, 5 de febrero de 2009

A un viejo lector II

Es curioso que una carta en la que pretendía aclararle algunos conceptos sobre la complejidad de la literatura fantástica, se haya leído como una justificación, no como lo que era, una apología, una defensa de mi arte. Así que vamos por partes como le dijo el asesino s erial a su víctima.
Para nadie es un secreto que la literatura fantástica ha sido denigrada durante mucho tiempo por los lectores del “canon” clásico, quienes la acusan de escapista cuando no de “simple” literatura juvenil Y/o infantil.
Grandes obras literarias han sido relegadas entonces porque sus primeros lectores no han sido ceñudos hombres lóbregos sino alegres y despreocupados mozalbetes. Hablo de libros como “La Historia Interminable”, “Las Montañas de la Locura”, “Jurassic Park”, “Los devoradores de sueños”, “Conán el Cimerio” o “Los Cuentos de Terramar”, entre otros tantos. Libros que jamás son recomendados en esas listas esnobistas de “1001 y un libros que leer antes de morirse” por la simple razón de ser fantásticos.
Hace poco menos de diez años, uno de las reglas de un concurso de cuento y de novela ampliamente reconoció en Kalí, tenía la desfachatez de poner como una de sus reglas que la historia participante debería reflejar la realidad actual.
Por supuesto, hay razones por las cuales una historia de fantasía es rechazada de alguna manera. En primer lugar la lectura de una obra fantástica exige más de aquello que Tolkien denomina, “voluntaria suspensión de la credulidad”, exige más a nivel cognitivo como emocional. Es más fácil entrar en ese estado ante un libro de asesinatos (como los que vemos todos los días) que ante un libro de ciencia ficción. En segundo lugar las estructuras de los relatos difieren. No se puede juzgar con las mismas reglas al “Ana Karenina” que a “El Señor de los Anillos”. No tienen las mismas estructuras, no usan las mismas palabras, no buscan los mismos efectos. El primero habla de la cotidianidad y del lugar del hombre en su microcosmos. El segundo alude al lugar que el ser humano tiene ante el macrocosmos.
Para entender esto último tendremos que retrotraernos en el tiempo y reconocer que la fantasía y la ciencia ficción son descendientes directos del “mito” como estructura simbólica narrativa. No de la religión, sino de la mitología. Y el ser humano actual, en verdad a partir de Aristoteles, prefiere calificar a la mitología de mentira para no reconocer la verdad de sus símbolos.
Retomando a Tolkien “Él único que podría estar en contra de la evasión es el carcelero” (me perdonaran los puristas, cito de memoria). La fantasía sin embargo jamás da la espalda a la realidad, se moldea a partir de ella utilizando figuras como el simbolismo, la alegoría y la desfiguración, pero quien acude a ella podrá encontrar que no habla de la realidad de un momento sino de La Realidad, aquella que es común a todos los seres humanos confusos y estúpidos a través de todos los tiempos y todas las épocas.

miércoles, 4 de febrero de 2009

Atón y Skin

Durante los dos últimos meses hemos venido asistiendo a una suerte de comportamiento esquizofrénico de “los hijos del Neón”. Por un lado, la tribu urbana parece haber detenido su proceso de expansión, delimitando su zona en la ZV58a3, y por otro lado parece haber iniciado su época de pillaje y destrucción.
Sin embargo, los habitantes atentos de esta Tierra de Muertos, han comenzado a observar dos comportamientos extraños. El primero de ellos tiene que ver con lo que parece ser una persecución sistemática contra los giftys –al menos 20 de ellos han perecido en los dos últimos meses– y el segundo tiene que ver con la adopción de armas de fuego cada vez más sofisticadas.
Si bien los hechos delictivos de Los Hijos del Neón son de todos conocidos, hasta noviembre del año anterior en la mayoría de sus incursiones aún se hallaban armados con flechas, cuchillos de piedra y venablos primitivos; sin embargo en su último asalto (realizado a plena luz del día y en todo el centro de la ciudad) se hallaban armados con ametralladoras y pistolas automáticas.
Según la inteligencia policial (un oxímoron por supuesto), parece haber un a división interna entre “los Hijos del neón”, por un lado estaría aquellos que buscan acogerse en una suerte de primitivismo estarían guiados por Atón, en tanto que aquellos más violentos y salvajes serían los seguidores de Skin.
Sea lo que sea que este sucediendo dentro de esta tribu urbana, los analistas se hallan encantados diciendo que se trata del principio del fin de este grupo armado.
Amanecerá y veremos, dijo el ciego y lo eligieron alcalde.

jueves, 29 de enero de 2009

A un viejo lector

No deja de ser gracioso. He recibido la carta de un viejo lector, y con viejo quiero decir que se ha leído todos mis libros (eso dice él), que me aconseja en estos momentos no darle la espalda al mundo ni al país, que escriba cosas que reflejen nuestra angustia actual. No deja de ser gracioso.
Ayer terminé de leer “La escuela de noche” de William Ospina. Justamente en uno de sus ensayos (titulado, si no estoy mal, el poeta y sus dioses) Ospina dice que no hay manera en que podamos darle la espalda al mundo. No podernos, por la sencilla razón que estamos inscritos en el mundo, cualquier cosa que digamos, opinemos o escribamos está permeada por el mundo como lo vemos. Por supuesto, Ospina lo dice mil veces mejor que yo.
A lo que me refiero es que a pesar de no ver noticieros (no entiendo como alguien gusta de torturarse así) no puedo, ni pretendo, evadir el mundo. ¿Cómo podría hacerlo? Hace unos días caminaba por la calle bajo una lluvia atroz y había un niño temblando de frío, bajo un parasol, sosteniéndose las manos con las rodillas y cubriéndose con una camiseta lo mejor que podía. No había nadie en ese momento para ese niño. Sólo me pude quedar mirándolo estúpidamente sin saber que decir o que hacer. Por fortuna, una mujer más avispada se despojó de su abrigo y se lo pasó. No hubo reacción en ese niño. Ninguna reacción. Pudieron haberle caído a cuchilladas, reventarlo a patadas, que él no hubiera reaccionado. Me avergüenzo de mí mismo por no haber hecho nada. Esa imagen no me ha abandonado. Con esa imagen en mi cabeza estoy escribiendo.
Engendramos violencia, nuestra misma inacción genera violencia. Yo sólo puedo escribir fantasía. Ese es mi pequeño aporte, el aporte del hombre que se avergüenza de no poder hacer algo más, de no poder asegurarle a ese niño una mejor existencia. Pero me esfuerzo en que Samuel sea un hombre mejor que yo algún día. Pero divago.
A lo que me refiero con la fantasía es que mi visión del mundo está teñida del horror que notó a mí alrededor y ese horror se transfiere al papel. Si no lo ha notado mi viejo lector, la mayoría de mis personajes son unos hijos de puta porque así concibo al mundo que me rodea y las personas que lo habitan. Por eso escribo de los Hijos del Neón, no como una forma de escapismo (al que le parezca que los hijos del neón son una forma de escape es que no sabe leer), por eso habló de sociedades distópicas y no de mundos hechos de algodón de azúcar. Y Aunque así lo hiciera ese no podría ser sino el reflejo de lo que esperaría fuera el mundo.
Me es imposible darle la espalda al mundo. La función de la fantasía y la ciencia ficción es subvertir de alguna manera nuestros ordenes para así podernos pensar de otra manera no sólo en el presente ni en nuestra realidad cotidiana sino en nuestra proyección de lo que somos a través de las eras.

miércoles, 28 de enero de 2009

Stephen King

Conocí a D. a través de Isabel. Muchas veces me reuní con ellos y con otros tantos, en maratónicas jornadas relacionadas con PEI`s y esos grimorios manejados por los docentes, en los que muchas veces me sacaba de casillas el uso de la literatura en relación exclusiva con la pedagogía. Lo que me acercó a D. sin embargo fue que junto con Isabel se afincaban en el derecho de los estudiantes a no pasar examen de lo leído, en darles tiempo a leer por placer.
Lo que nos reunió sin embargo fue nuestra kingfilia y el amor en especial a esa obra irregular pero magnífica que es la Torre Oscura.
Stephen King es despreciado por los llamados amantes de la literatura seria y no lo ha ayudado mucho una desafortunada comparación de su literatura con las hamburguesas de McDonald´s. Pero quienes se han acercado a libros como “Verano de Corrupción”, “It”, “Misery”, “Apocalipsis”, “Cuatro después de la medianoche” y “Colorado Kid”, entre otras, han descubierto un filón genial que habla sobre el ser humano, sus relaciones consigo mismo y su confrontación con lo sobrenatural.
Un libro en especial quiero mencionar aquí para los aprendices de escritores: “Mientras escribo”, un manual de escritura sin mayores pretensiones. Es decir, no es un libro que endiose al escritor como creador de mundos sino que a través de ejemplos sacados de su propia experiencia King muestra una serie de herramientas que le han servido en su propia carrera. No por nada es uno de los escritores con mayor número de ventas en todo el mundo.
Agradezco a D. el haberme presentado este libro y sobre todo agradezco que siga defendiendo que los lectores tienen derecho en principio a leer lo que a bien tengan.

viernes, 23 de enero de 2009

De la didáctica y la literatura

Hace algún tiempo la editorial “X” me encargó una colección de relatos en los que he decidido incluir una reescritura del mito grecorromano de Orfeo. Ha sido una de los trabajos más terribles de todo el libro porque me costó mucho encontrar el lenguaje y el ritmo para contarlo (de hecho a esta altura apenas voy en el encuentro con el barquero) pero lo importante es que el cuento avanza (curiosamente avanza cuando me percato que ya había escrito una revisión de Orfeo en un relato llamado “Joe” y publicado ya en “Historias de los nombres, los hombres y las mujeres”)
Durante una de las primeras lecturas que le hice a Isabel había una parte que le molestó, una enumeración de ciudades que va algo así como: “De Antioquía a Cartago de Constantinopla a Egipto, de la Galia a Grecia”. Isabel cuestionaba ola necesidad de tantos lugares. La razón que di fue que tenía propósitos didácticos en ese momento, quería que los niños (a niños será dirigido el libro) pudieran ver una pincelada del Imperio Romano. Fue como clavarme un cuchillo por la espalda cuando una sonrisa de tiburón cruzó el rostro de Isabel.
He blasfemado de todos los escritores que tienen pretensiones didácticas en sus relatos, intenciones moralistas, educativas incluso sociales y culturales. Cuando tienen esos elementos como objetivos per se del relato y no cuando hacen parte natural del relato.
Me explico mejor. En la mediocre saga de “Crepúsculo” de Stephenie Meyer se ve el trasfondo sexual de toda la novela, lo que no hace Meyer (gracias a los nueves abismos de Zandrú, gracias a Eyanael) es realizar discursos pedagógicos miserables sobre la sexualidad y su correcta práctica en la juventud. El asunto de la sexualidad nace de la terrible diferencia de edades de los protagonistas edulcoradamente enamorados.
El problema con la didáctica en la literatura surge cuando los relatos, las historias, las novelas, deben ser políticamente correctos, se establecen como servidores del status quo, cuando olvidamos que la literatura es amoral por sí misma.
Ahora tendré que explicarle todo eso a Isabel que cada vez que me ve escribiendo exhibe su sonrisa de tiburón.

viernes, 16 de enero de 2009

Primitivismo

Ayer hablando con Isabel se le escapó una frase que hace mucho tiempo no le oía a andie y que parece salida de una telenovela mexicana: "Yo a mi hijo lo defendería con garras y dientes"; lo que además es potencialmente cierto. Tanto Isabel como yo nos haríamos matar por Samuel (otra farse de telenovela mexicana)y eso está bien por supuesto. Son millones de años de evolución los que hablan por nosotros. Y eso está bien.
Evolucionamos rapido y pensamos de alguna manera que ya no somos bestias, que somos otra clase de cosas aunque desgarremos carne y nos liemos a golpes por el menos de los motivos. Utilizamos un montón de herramientas soficticadas pero por dentro somos el mismo simio miserable que acaba de descubrir la rueda. No hemos siquiera terminado de acostumbrarnos a ella cuando construimos edificios giratorios.
Y luego nos sorprenden "Los Hijos del neón" y las tribus urbanas.
No importan nuestros avances tecnológicos, las misma sviejas pregunats están sin responder: ¿Quién soy yo?, ¿de dónde vengo?, ¿Para dónde voy?, ¿cuál es mi lugar en el infinito y vasto espacio?
Avanzamos demasiado rápido, nos reproducimos como conejos y nos inventamos una civilización en la que nuestros genes no creen. Somos mamíferos que pretenden vivir como hormigas (los japoneses ya están empezandoa construir bajo tierra) y nuestra pobre mente d eunos cuantos miles de años no puede asumir esos saltos.
Lo mejor para nosotros sería vivir como los Kalima, los Quimbaya o los Dakota, en pequeñas sociedades tribales donde cada quien supiera su lugar.
A eso parece que se le llama primitivismo. No lo sé. Según Armstrong, eso explicaría el fenómeno de los "Hijos del Neón".
Yo opino, junto con el escritor de ciencia ficción (creo que fue Brunner), que nos construimos alas demasiado rapido en lugar de hacer que nos crecieran.Avanzamos demasiado rápido técnica y tecnologicamente y no hemos logrado responder las preguntas importantes. Valdrá lo mismo llegar a Marte o a Alfa Centauri si no encontramos solución al acertijo de nuestra propia vida.
Luego nos preguntamos por qué Gaza, por qué Bush, Por qué no liberan a los secuestrados. Somos demasiados y nuestro planeta tan pequeño.
Entre tanto Isabel y yo seguimos firmes en que deben pasar por encima de nuestro cadaver (frase de película ochentona norteaméricana) antes de hacerle algo a nuestro hijo.

sábado, 10 de enero de 2009

Preludio de la novela.

Aunque la novela aún no tiene nombre. He querido dejar aquí las líneas que constituyen el preludio a la novela. Y por supuesto, se esperan comentarios, muchos comentarios. Ja Ja.

Biografía de Sueños.

Comienza aquí, en este cuarto de hospital.
El hombre en la cama parece hallarse en el centro de una telaraña, tantos son los cables y mangueras que se hunden en su cuerpo. El hombre podría llamarse Sísifo. Cada vez que toma aire sube la cuesta infinita con la roca gigantesca, áspera, pesada e inclemente. Cada vez que expira es la roca que se suelta boca abajo y que una vez más tiene que llevar a la cima. Inspira. No se aferra a la vida. Quiere soltarse, quiere irse, quiere dejar ir la roca, reducirla a pedazos, a polvo para aspirarla y ahogarse de una vez por todas pero las máquinas no lo dejan. Expira. Si tuviera fuerzas le pediría al hombre del sillón que lo desconectase, que lo dejase ir. Pero las únicas fuerzas que tiene se le van en subir la roca a la cima y luego en ver como la roca se desliza cuesta abajo otra vez. Inspira. Expira.
El hombre en el asiento sabe de su dolor pero no sabe que hacer. Ama demasiado a su padre para dejar que se vaya. El hombre en el asiento también libra su lucha. Los parpados le pesan, se cierran contra su voluntad. Sus ojos están rojos, irritados. Hunde las uñas en sus palmas obligándose a permanecer despierto como si de su vigilia dependiese la vida de su padre. Los párpados se c i e r r a n.
El hombre en el sillón se muerde la lengua, abre los ojos. Se fija en un árbol que comienza a nacer en medio de la habitación. Escucha como crece, como va rompiendo el piso, siente las raíces que se hunden en la tierra con tal vigor que una tubería salta en pedazos haciendo surgir un surtidor de agua que lo moja todo. El árbol florece y da frutos y los frutos caen a la tierra y de repente son doscientos árboles, trescientos árboles. Un bosque entero surge en la habitación donde su padre pugna desde hace dos semanas por dejar la vida atrás.
Mario, escucha que lo llama su padre, pero su padre ya no está en la cama, sobre la cama sólo hay una sonrisa que se desvanece con lentitud. El bosque se lo traga todo y Mario comienza a caminar llamando a gritos a su padre. Siente una mirada gris que lo envuelve y lo atraviesa a un tiempo. Es la misma mirada que lo vigila en sus sueños. Mario corre buscando una salida pero el bosque no termina nunca. Siente un dolor terrible que nace en la punta de su lengua y en las palmas de sus manos. El dolor se apodera de sus piernas, de su torso, de sus manos, petrifica sus pulmones, retuerce su cerebro. Sabe que va a morir en cualquier momento. No se detiene. Mario ve al pie de un árbol lo que parece ser un libro con letras doradas en su portada. Son letras antiguas pero Mario comienza a descifrarlas. Tar… Siente ira en la mirada gris que lo envuelve. A pesar del dolor se obliga a correr más rápido. El aire que respira es espeso, sofocante… ma… Mario escucha un pitido agudo que hace sangrar sus oídos. El pitido se hace más agudo, hace estallar algo en su vientre, en su cabeza, en sus labios, en sus genitales, el pitido lo reclama, lo hace suyo, lo arranca del sueño, el bosque se deshace, se vuelve transparente.
Mario abre los ojos sorprendido. Siente el sabor de la sangre en su boca. Se levanta. Mira las líneas verdes y planas en el aparato que vela por la vida de su padre. No siente nada ni tan siquiera la mano del médico que lo lanza de nuevo al sillón mientras brama ordenes inútiles. Mario sólo tiene ojos para la tenue sonrisa en el rostro de su padre, la sonrisa que se le ha dibujado al ver que la roca se ha ido, se ha ido para siempre rodando por las colinas del infierno.

lunes, 5 de enero de 2009

Enero

Es dificil escribir en navidad y en año nuevo. Es dificil por la exigencias sociales que muy a menudo nos gustaría olvidar. Sin embargo es imposible, más cuando hay un niño en casa. Así que adios blog (por un instante, creo que casi dos semanas) y adios novela (esa sí por raticos). No se ha dejado el oficio sin embargo y no se ha dejado de leer.
Lista de libros recomendados para todos ustedes:

"Érase una vez una tribu urbana..." de Allan Armgstrong. Un libro que me hubiera gustado escribir. Un soprendente ymuy completo análisis de "Los Hijos del Neón", Kalí, Madein, los Gifty y el Tarmadón. Obra compleja y exigente pero con un muy buen estilo, una prosa insuperable que nos hace seguir un análisis sociológico, psicológico y antropológico casi como sis e tratara de una novela.
"Tu rostro mañana" de Javier Marías. Excelente trilogía. Muy latinoaméricana en su froma ya que no en su tema. Salvo esta perla sobre los cuentos de miedo, la censura y los niños: "“No sé yo ahora, hay esa tendencia a encerrar a los niños en una burbuja de felicidad entontencedora y sosiego falso, a no ponerlos en contacto ni siquiera con lo inquietante, y a evitar que conozcan el miedo y hasta que sepan de su existencia creo que circulan por ahí, que hay quienes les dan a leer versiones censuradas, amañadas o edulcoradas de los cuentos clásicos de Grimm y de Perrault y Andersen, desprovistas de lo tenebroso y cruel, de lo amenazador y siniestro , a lo mejor hasta de los disgustos y de los engaños. Una estupidez descomunal desde mi punto de vista. Padres ñoños. Educadores irresponsables. Yo eso lo consideraría un delito, por desamparo y por omisión de ayuda. Porque a los niños los protege mucho percibir el miedo ajeno, y así concebirlo con serenidad, desde su seguridad de fondo; experimentarlo vicariamente, a través de otros, sobre todo por personajes de ficción interpuestos, como un contagio de corta duración. Y además sólo de prestado, y no tanto como fingido. Imaginarse algo es empezar a resistirlo y eso es también aplicable a lo ya sucedido: uno resiste mejor las desgracias si después logra imaginarlas, después de haberlas sufrido. Y claro, el recurso más común de la gente es relatarlas.”
"Los Cantos de Maldoror" de Isidore Ducasse. Simple y llanamente aterradoramente precioso.

Afortunadamente la literatura no nos deja, nunca nos deja, sino escribimos al menos si leemos.