viernes, 31 de mayo de 2019

EL CANTO



La escuchó en la gris mañana citadina. Escuchó su canto en el corazón de la ciudad, y su corazón se estrujó de miedo y de dolor. A su alrededor las personas se encogían de temor y de sorpresa, al igual que él buscaban el origen del canto. Al menos eso sucedió hasta que vieron como los edificios se comenzaron a derrumbar en el horizonte. Entonces comenzó la estampida humana. Cien personas; no, mil personas; no, un millón de personas corriendo todas en la misma dirección, huyendo del desastre. Un millón de personas empujándose, pisoteándose, arrastrándose, quebrando huesos a su paso, pasando por encima de piel y órganos vitales en su frenética búsqueda de escape. Un millón de personas; no, miles de personas; no, algunos centenares de personas, convertidas en un solo grito inarticulado, llenas de terror, mientras la ciudad se derrumbaba tras ellas quedando convertida en un montón de escombros, en un esqueleto de hormigón y varillas metálicas. Y por encima de todo ello estaba el canto. Mientras todos se habían arrastrado, empujado y destrozado entre sí; mientras todos habían buscado escapar; él, como un niño antiguo, seguía buscando el origen del canto, hasta que vio a la ballena inmensa eclipsar el sol y mirarlo directamente con sus ojos sabios. No escapó, ¿cómo podría escapar? Lleno de regocijo recordó las antiguas historias, se hizo a un costado de la ballena, tomó su aleta y caminó junto a ella reclamando su lugar en la Tierra.  


viernes, 24 de mayo de 2019

CRECER


Creció y se dio cuenta que la vida no era lo que pensaba. Se hastió de la rumbas y de los amantes ocasionales que le dejaban el cuarto oliendo a cigarrillo y licor. Se despertó entonces una noche a los treinta años dándose cuenta que su vida no tenía sentido alguno, a pesar de los millones y los autos y los perros y los yates y los viajes; se dio cuenta que estaba completamente solo y abandonado, principalmente por él mismo. Comprendió que se había traicionado. Comprendió que sus decisiones eran irremediables. Así, en medio de la noche, una oscuridad, un silencio insólito en medio de la noche, recordó una mirada, la mirada de alguien que le amó había tanto tiempo, con un amor tan profundo que podía doler cuando había deseado comerse el mundo a grandes bocados como un niño gordo comiéndose un pastel. ¿Qué sería de quien había esbozado esa mirada? Se sirvió un trago doble de la botella a su lado, luego otro y otro más, hasta de que tanto que le temblaban las manos sólo pudo derramarlo. Se dirigió a la ventana de su penthouse, adelantó su pie en el vacío y escuchó que alguien tocaba a la puerta…

sábado, 18 de mayo de 2019

HÉROE



Se quitó el casco, lo depositó a un lado. Luego se quitó el traje, quedándose tan sólo con unos pantalones y una camiseta ceñida. Maldijo el calor y apretó con fuerza  la pistola láser en su mano. Redujo su respiración para que ni siquiera ella lo distrajera de cualquier sonido que pudiera venir de la selva, de cualquier punto de la selva que lo rodeaba.

El primer ataque vino desde arriba. La bestia lanzó sus tentáculos sobre él y a duras penas pudo esquivarlos. En respuesta disparó y cegó un ojo y cortó un tentáculo verdoso que cayó justo a su lado derramando un líquido azulado y apestoso. El segundo ataque provino de su espalda y se limitó tan sólo al lanzamiento de una roca que lo tiró de bruces contra el suelo y lo obligó a soltar su arma. Luego, la bestia mutilada y furiosa cargó de frente contra él. Toda tentáculos, plumas y pico. Aprovechó la baba de los tentáculos para escaparse y volver a tierra una vez la bestia lo hubo alzado, entonces recuperó su arma y disparó todas las veces que consideró necesarias hasta dar muerte a su adversario, hasta que de él sólo quedó una masa carbonizada y la selva, el mundo, a su alrededor se redujo al silencio.

Se sentó contra un árbol y esperó con paciencia. Siete años después, una nave de salvamento encontró su cuerpo momificado, con el arma a un lado y los ojos cerrados. Sus labios sonrientes, como si hubiera podido morir en paz. Su nombre fue tallado en mármol en la Historia, pues él solo había permitido que la raza humana tuviera un nuevo planeta en el que pudiera vivir.

sábado, 11 de mayo de 2019

JUGUEMOS A LA SOMBRA



Despertó con los ojos hinchados de tanto llorar. Entonces lo recordó todo. Cuando entró al bar, cuando la vio en la barra, y justo entonces cuando el hombre entró, se le acercó y la besó en los labios. Justo como lo había hecho con él por vez primera esa misma tarde. Se había ido del bar directamente a casa, se había encerrado en su cuarto sin importar las preguntas de sus padres, y había llorado hasta que se había quedado dormido. No fue al colegio, por supuesto. No sabía siquiera cómo mirarla a los ojos. Sentía que su vida había acabado.

Le entró un mensaje de ella, preguntándole cómo estaba. La dejo en visto. Se sintió entonces invencible. Una hora después ella insistió preguntándole lo mismo. La dejó en visto una vez más, mientras por dentro pensaba en todo lo que quería decirle al tiempo que miraba su Instagram. Entonces, justo cuando su mente se había puesto muy creativa y particularmente malévola con los insultos, encontró unas imágenes extrañas. Ella al atardecer con un grupo de amigos, donde todos proyectaban una larga sombra, excepto ella. Más abajo, encontró una de ella, muy niña, donde parecía buscar algo en sus talones, algo que no estaba. Recordó entonces cosas extrañas, conversaciones en el colegio donde sentía que algo le espiaba, o al entrar al baño que una sombra le seguía. Una sombra. Le recorrió un escalofrío cuando entró un nuevo mensaje de ella.  Una línea breve línea: ven rápido, ella va por ti.

La investigación no llegó a nada concluyente. La policía no pudo levantar cargos sobre ella. Los padres de él aún esperan sur egreso. 

sábado, 4 de mayo de 2019

PÁJAROS


 Cumplió 70 años un mes después de la muerte de su esposa, y decidió irse a un bar porque sentía que las paredes de la casa se burlaban de él. Fue solo con la intención de tomarse una copa en su honor y devolverse; solo quería pasar el tiempo justo en el bar para sentir algo de calor humano antes de volver al silencio de su cuarto. Al silencio de su vida sin ella.

Terminó tomándose una botella. No recordaba hacía cuanto no bebía tanto. Pronto el mundo se desdibujó ante él. Luego recordaría voces fugaces con él, risas que no eran las de su esposa, alguien hurgándole en los bolsillos, la sensación de líquido caliente corriéndole entre las piernas. Luego, de quién sabe cuánto tiempo, abrió los ojos y descubrió una nueva perspectiva de la calle. Muy cerca de su párpado derecho había una colilla aún humeante.  

Intentó pararse sin éxito alguno, hasta que vio un pájaro que se acercaba presuroso. El chiste pertenecía a su esposa – todo lo bueno en su vida pertenecía a ella-. Les llamaba pájaros a todas aquellas criaturas del Señor a las que no podía calificar como hombre o como mujer. Ahora el mundo estaba mucho más lleno de pájaros que cuando él había nacido, por allá en el lejano inicio del siglo.   No sintió miedo cuando el pájaro, plumas y colores por todas partes, le cogió la mano, ni siquiera cuando lo levantó y acercó mucho su rostro a él. Le costó mucho tiempo entender que el pájaro le preguntaba dónde vivía. Le costó mucho más tiempo recordar cómo articular palabras para responderle. No le costó nada recordar que no había nadie preocupado por su ausencia. 
  
Cuando despertó, el sol se hallaba ya en medio del cielo, un vaso con agua y una aspirina estaban sobre su mesa de noche. Le costó mucho tiempo entender por qué había un montón de plumas en la alfombra.