jueves, 12 de febrero de 2009

Ateos

Escribe Saramago en su blog el día 11 de febrero, El mundo sería mejor si todos fueran ateos. Lamento no coincidir.
He seguido a Saramago en “La isla desconocida”, “La Caverna” y “Ensayo sobre la ceguera”, es un autor sobre el que vale la pena detenerse y sus opiniones sobre el conflicto de la Franja de Gaza, su amor, rayano en la idolatría, por Obama y sus artículos sobre los sucesos actuales me parecen de lo más lucido y respetuosos que se puede encontrar. Pero disiento, el mundo no sería mejor si todos fuéramos ateos.
En primer lugar debo afirmar que con Giftys, Arist y Tarmadón incluido, no soy una persona religiosa mucho menos creyente. Mi campo de creencias se difumina en una niebla incierta en la que hay muchísimas más preguntas que respuestas. Sin embargo en mis momentos de mayor desesperación he pensado que me valdría más tener una fe en alguna entidad incierta que en una botella de Maistock.
La mayoría de las religiones devienen de mitos antiquísimos a los que por razones políticas, sociales y económicas un corpus secular termina dándole forma y dirección. Los mitos dependen del lugar en el que nacen. En los mundos agrestes y desérticos del medio oriente, donde el cultivo fue casi imposible durante siglos, el dios al que se le dio forma fue un dios ansioso de sangre (se puede ver perfectamente en el mito de Caín y Abel) y por lo tanto un dios celoso, vengativo y peligroso. En el mundo vikingo, lleno de hielo y dureza, el valor principal no fue la piedad o el amor, sino el valor.
Sin embargo, existen otra funciones de la religión y del mito que son por completo necesarias para la mayor parte de los seres humanos. El mito (y posteriormente, muy posteriormente, la religión) brindan un norte a las acciones del ser humano, lo reglamentan, justifican su lugar en el mundo y le brinda unas posibilidades de comunicación con el mundo espiritual. Sin el consuelo de la existencia de algo supraterreno a la mayor parte de la población se le haría insoportable su existencia.
El problema no es la religión, es algo que se derivó de ella, algo que no estaba contemplado en el mito y es que nuestra principal responsabilidad no es con los dioses, es con el ser humano, aquel que los católicos llaman prójimo y que D. (psicólogo tenía que ser) denomina simplemente “el otro”.
La religión es sólo el símbolo de un ideal, y lo ideal no es nunca un problema siempre y cuando sea aceptado como tal.

1 comentarios:

Marta Rengifo dijo...

Me gusta la intención del texto aunque creo que debería explicar más la importancia del mito. Reforzarla, por ejemplo, con la importancia de la cultura. ¿qué es el ser humano sin una cultura? Hemos debatido mucho el tema (y por lo tanto tienes bases)que los problemas de Colombia provienen de nuestro desconocimiento del pasado. Y por último, tienes unos errores de puntuación, acentuación además de redundancias que le quitan validez al texto.