sábado, 7 de septiembre de 2019

CANCIÓN



Se le había pegado una canción. Se le pegó sin razón alguna, vino de la nada y de la nada se le pegó. Se descubrió tatareándola en medio de un examen y de ahí se la llevó consigo al baño y luego al partido de baloncesto. Era una cosa pequeñita, una tonada simple y dulce, de la que se sabía sólo uno o dos versos. Hablaba de amor, por supuesto, aunque aún no se había enamorado. La canción le acompañó a casa, y aunque normalmente ninguna canción le había durado tanto tiempo en la cabeza no le molestó, le hacía  compañía. La canción incluso sobrevivió a su jornada en el gimnasio. Una y otra vez, los mismos tres o cuatro versos que ya estaban comenzando a perder sentido de tanto ser repetidos. Hablaba del amor, por supuesto, aunque aún no se había enamorado. Entonces, comenzó a escuchar la canción, no ya en su mente sino con sus oídos, sonaba cerca, así que se dirigió a su origen y se encontró de pie frente a un apartamento con la puerta abierta, un bose a todo volumen y alguien que cantaba a todo pulmón su canción. Hablaba del amor, por supuesto, aunque aún no se había enamorado. Eso, claro está, podía cambiar en cualquier momento.

0 comentarios: