sábado, 20 de marzo de 2021

SABLE III

 

-SABLE III-

 

     La segunda vino allende las riberas del sueño. Era una niña de tez sonrosada y cabello corto y oscuro que se perdió corriendo detrás de un conejo.  El conejo atravesó de un salto el desierto, pero la niña aún no había aprendido a hacerlo.

     Estaba perpleja, por supuesto, y en medio de la nada el sable fue su faro y su guía durante días. Se destrozó los pies en el camino, pero al fin llegó al sable y al monolito junto a él. El sable brillaba para ella con luz propia, más refulgente que el mismo sol. Sus manos tomaron vida propia y acercándose. Fue entonces cuando llegó el conejo. Sonreía de soslayo y sacándose un alfiler de su impecable chaleco la retó a un duelo.

     La niña tomó el sable y atacó al conejo -pirata, bandido, hechicero-, quien se defendió con sorpresa y valentía, para desaparecer de inmediato en un agujero entre los mundos, mientras le gritaba que nunca le atraparía.

     Alice dejó el sable en el mismo sitio que lo encontró, pues así le habían enseñado que hiciera con las cosas ajenas, y siguió detrás del conejo.

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