lunes, 4 de abril de 2022

ZORRA

 


ZORRA

     No sabía la zorra cuantos inviernos había pasado sola. Había pensado que estaba bien así hasta que cerca a su cubil una mañana apareció una ardilla. Le gustaba verla en la mañana antes de salir a cazar y le gustaba verla en la tarde leer un libro antes de ir a dormir. Por supuesto, es de todos sabido que las ardillas no son animales solitarios, así que a la zorra no le sorprendió ver que una tarde la ardilla ya no estaba sola. Primero llegó otra ardilla y luego pequeñas ardillas que alborotaban por doquier. Todo ello satisfizo a la zorra.

     Entonces llegaron los perros. Aunque no se cobraron víctimas la familia se dispersó. De forma ocasional la zorra reconocía a algunos de los pequeños a partir de los rastros que dejaban. Algunas veces se sorprendía preguntándose que sería de ellos mientras desgarraba la pata de una paloma que había cazado aquella tarde.

     La zorra envejeció y una tarde murió. Nadie supo de la muerte de la zorra, a lo sumo una ardilla que pasaba por ahí y que nunca supo que la muerte siempre estuvo atenta a ella desde su cubil.

1 comentarios:

Anónimo dijo...

La zorra ha preferido la soledad a vivir en medio de una prole. Espero que el amor ilumine su cubil desde la eternidad y su nostalgia se quede para siempre en el olvido.