sábado, 21 de junio de 2008

NÍCOLAS

He terminado de leer uno de los libros que Isabel me dejó. Se llama la Bestia y la Bella de Silvana de Mari y es publicado por la Editorial Norma. Ni el título me atraía ni la escritora me decía algo. Isabel me lo había recomendado, había sido una de sus últimas señales de vida, por lo tanto lo leí. La historia es sencilla, la forma en que esta escrita es sencilla pero me sorprendió. Cuenta la vida de un príncipe convertido en perro. No hay abundancia de lenguaje pero tampoco hay ninguna condescendencia a pesar de que es calificado como un libro para niños de 7 años. Una historia sencilla narrada con maestría y que no se deja abandonar hasta que se termina. Abundan los recuerdos y la reflexión sobre la naturaleza humana. No hay pretensión, no la necesita. Es una pequeña obra de arte ahí, al alcance de cualquiera que desee tomar un buen libro.
Poco después de terminarlo y mientras hago zapping por la televisión oigo una llave en la cerradura y veo a Isabel entrando con dos maletas. Sorprendido noto que su vientre está algo más grueso. Nos miramos en silencio. La televisión desgrana unas frases muertas antes de que la acalle definitivamente. Isabel sonríe. No sé que hacer. Al final me decido y me dirijo hacia ella y la abrazo y me abraza y estupidamente noto por primera vez que está en embarazo y sólo puedo besarla y sonreír sin saber muy bien a que atenerme.
Has vuelto, repito, has vuelto y entonces ella se pone a llorar. Nos abrazamos con fuerza y la oigo decir se llamará Nícolas. Nícolas, repito entonces como idiota, Nícolas. Sólo entonces me doy cuenta de que estoy llorando y que ahora somos tres en este apartamento, en esta noche bendita de esta ciudad de mierda, de esta Tierra de Muertos a la cual nos oponemos hoy tan sólo por el milagro de la vida y porque es la única opción que nos queda ante la miseria y la muerte.

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