martes, 10 de febrero de 2009

Antología

La vida de un escritor conoce instantes de felicidad y de tristeza en partes desiguales. Hay quienes dicen que sólo quien sufre puede plasmar verdaderas obras de arte, por eso los escritores deben ser sufridos y atormentados como Poe. Hay otros quienes dicen que el escritor debe tener felicidad para poder transmitir algo de luz al mundo.
No sé que de cierto haya en ambas afirmaciones, sólo sé que es tremendamente difícil concentrarse en la escritura cuando tu hijo está irritado porque le están saliendo los dientes. Es imposible avanzar con algo cuando en mitad de una frase aparece un llanto irritado e irritante, con esa característica especial que tienen los llantos de los bebés, esa urgencia que transmiten en ser protegidos.
En fin, avanzo palabra tras dolorosa palabra intentando hacer la antología de mitos. Espero que mi editor no me mate.

1 comentarios:

Marta Rengifo dijo...

Cuando lea tus adaptaciones no se arrepentirá de haber esperado