viernes, 15 de marzo de 2019

CANSÓN





      Primero le lanzó una bolita de papel, a sabiendas de que ella no iba a saber quién había sido. Después se puso a imitar voces, justo cuando ella escribía la consigna de trabajo en el tablero, para que se exasperara. Justo entonces cuando iba a iniciar la explicación se decidió a levantar la mano. Ella le dio la palabra con la esperanza de que fuera a hacer un aporte, él pidió permiso para ir al baño. Cuando llegó pidió que le explicaran que había que hacer y cuando ella le explicó le dijo que no entendía. Pacientemente, casi dibujando las palabras con los labios, ella le repitió las instrucciones. La clase comenzó a marchar sobre ruedas y cada quien se dedicaba a lo suyo, fue cuando decidió que era el momento justo para darle un calvazo a Jiménez que se lo debía de la clase anterior.  Hasta ahí llegó la calma, la profe se salió de sus cabales, 5 minutos antes de que se acabara la clase, le recordó todos sus “crímenes”, inclusos aquellos que había cometido cuando estaba en Patos. Él, por supuesto, lo negó todo, mientras ella lo hacía acompañarla por un reporte a principalía. Dos horas después, conversada con Principal y psicóloga mediante, Juan respiró tranquilo y feliz. No sólo había perdido las clases de matemáticas y deportes, sino que había logrado estar dos horas con toda la atención de ella solo para él.

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