Primero le lanzó una bolita de papel, a sabiendas de que ella no iba a
saber quién había sido. Después se puso a imitar voces, justo cuando ella
escribía la consigna de trabajo en el tablero, para que se exasperara. Justo
entonces cuando iba a iniciar la explicación se decidió a levantar la mano.
Ella le dio la palabra con la esperanza de que fuera a hacer un aporte, él
pidió permiso para ir al baño. Cuando llegó pidió que le explicaran que había
que hacer y cuando ella le explicó le dijo que no entendía. Pacientemente, casi
dibujando las palabras con los labios, ella le repitió las instrucciones. La
clase comenzó a marchar sobre ruedas y cada quien se dedicaba a lo suyo, fue
cuando decidió que era el momento justo para darle un calvazo a Jiménez que se
lo debía de la clase anterior. Hasta ahí llegó la calma, la profe se
salió de sus cabales, 5 minutos antes de que se acabara la clase, le recordó
todos sus “crímenes”, inclusos aquellos que había cometido cuando estaba en
Patos. Él, por supuesto, lo negó todo, mientras ella lo hacía acompañarla por
un reporte a principalía. Dos horas después, conversada con Principal y
psicóloga mediante, Juan respiró tranquilo y feliz. No sólo había perdido las
clases de matemáticas y deportes, sino que había logrado estar dos horas con
toda la atención de ella solo para él.
viernes, 15 de marzo de 2019
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
0 comentarios:
Publicar un comentario