viernes, 29 de marzo de 2019

ASPIRACIONES


Se arregló de nuevo el nudo de la corbata frente al espejo y salió para la entrevista del colegio. En la oficina lo recibió una criatura enorme frente a la que se sintió como una hormiga, a pesar de su metro ochenta de estatura. El hombre lo invitó a sentarse se sentó frente a él, tronó sus dedos, le sonrió con una boca amplia y llena de dientes como la de un tiburón, y luego le hizo la pregunta de rigor: ¿Por qué desea estudiar en nuestro colegio, señor Álvarez? No hubo otro saludo de por medio, ni siquiera una presentación.

Andrés parpadeó tres veces antes de siquiera darse por enterado que la entrevista no había comenzado y ya iba por la mitad. Sintió que estaba siendo medido y analizado sin ningún tipo de piedad.

Había acudido al colegio Itaú porque los modelos escolares basados en el mundo bancario se habían mostrado eficientes alrededor del mundo, garantizando a sus alumnos un empleo inmediato en sus call center o un empleo posterior en algunas de sus tantas compañías anexas dependiendo de la carrera que hubieran estudiado. Una vez miembro de la familia Itaú, siempre serías uno de ellos. Se interrumpió al sentir que la mirada de la criatura frente a él exigía una respuesta inmediata. Aspiró para iniciar a decir algo cuando fue interrumpido. Agradecemos su tiempo, señor Álvarez, dijo la criatura frente a él, pero parece no tener lo que requerimos, algo de arrojo, certeza y decisión. La criatura le ofreció la mano, y antes de que Andrés supiera que pasaba ya estaba fuera de la oficina. Andrés bajó la cabeza, salió del colegio Itaú, se quitó la corbata, se dirigió al paradero del bus, y espero a que pasara la ruta que lo llevara al colegio McDonalds más cercano.  

1 comentarios:

Marta Rengifo dijo...

Je,je, je, je, je...