martes, 15 de julio de 2008

CARTA A ISABEL

Sí, Isabel, Kalí está ardiendo, las llamas que veo en el horizonte son reales, lejanas de cualquier metafora.
Sí, Isabel. Vamos a tener un hijo, te amo con todo mi corazón y mi alma. Sí, Isabel. Kalí es una perra herida que sólo se lame sus heridas y no le importa a quien sacrifica con tal de sobrevivir.
No, Isabel, no me puedo ir. Las arterias de esta ciudad son el reflejo de las mías, el calor febril que la inunda es el reflejo de mi fiebre y mi ira.
Es una puta ciudad enloquecida, te concedo toda la razón, es un burgo miserable e irredento, no lo voy a negar.
No me puedo ir Isabel, es una cuestión de orgullo, aunque Buziraco mismo escape del triangulo místico que le sirve como prisión, no me puedo ir. Es una cuestión de orgullo. No, Isabel, lo que sucede no es consecuencia de la situación política, social o económica, es un símbolo del devenir de los tiempos, de transformaciones espirituales que se tienen que dar. Es un No Más pronunciado por un monton de gamberros montados en motocicletas, vestidos con taparabos sobre jeanes y armados sólo con armas del neolítico. Esto, Isabel, es el culmen de una revolución ideológica que tenía que darse después de la corrupción, el narcotrafico, la guerrilla y el paramilitarismo.
No, Isabel no simpatizo con Los Hijos del Neón (quién podría) pero como los admiro. aunque tu no lo puedas ver ahora, ellos son héroes, están renunciando a todo para enfrentarse con un estado represivo que no puede brindarle garantías a nadie. Estan tomando esta maldita Tierra de Muertos y la están convirtiendo de nuevo en una tierra salvaje en la que podamos sentir que estamos vivos.
Sí, Isabel, aquí nacera nuestro hijo, aquí comprenderá que entre el cielo y el suelo no somos más que hormigas grises a las que todo debe maravillarles.
Sí, isabel, es mi última decisión, y tu me acompañaras con sangre en las manos, lágrimas en los ojos y una sonrisa en los labios. Esto se acabara pronto y sólo quedaremos de pie los que tengamos la esperanza de poder cambiar las cosas. Aquellos que huyen Isabel, sólo lo harán para caer en otros dominios, bajo otros yugos donde nadie pueda tomar decisiones.
Te amo Isabel por eso seguimos en Kalí.

1 comentarios:

Marta Rengifo dijo...

Martha dice:
¡anarquista!