Lo declararon descastado y fue expulsado gradualmente de todos los
países. La OBU (Organización de Bancos Unidos) no reconoció sus derechos y la
UB (Unión de Bancos) lo declaró como un caso político y económico perdido. Así,
vio poco a poco como el suelo bajo sus pies cedía, hasta que de exilio en
exilio solo le quedó una pequeña balsa que lo llevó a un terruño en medio del
mar de ninguna parte. Entonces ahí, solo ante el mundo entero, ante la economía
entera, sonrió con una sonrisa sesgada y terrible, y en medio de ese terruño
miserable y extraviado se declaró emperador de su propia Utopía.
viernes, 19 de abril de 2019
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