sábado, 8 de junio de 2019

PRIMER AMOR



Se trataba del amor. Maldita sea, se trataba del amor. Se lo habían advertido y había pensado que todo era un juego que ya conocía: unos besos, unos abrazos, una tarde en el cine, las caricias, quizás un par de tragos, nada comprometedor; solo pasarla bien. Ningún compromiso, nadie hablaba de más entonces en el colegio, nadie lo ponía en duda, ni siquiera él mismo. Se empezaba y se terminaba con igual facilidad. Ahora, sin embargo, sentía que las cosas no funcionaban así, que no podían funcionar así.

Todo había empezado en el partido hacía ocho días cuando él le había tirado la pelota con esa mirada que le era tan propia, y luego en la mitad del juego cuando le había dado un nalgazo, así sin razón alguna. Luego, sin saber cómo ni porqué se habían besado y desde entonces se llevaban buscando y evadiendo, sin saber qué hacer. Así que  ahí, en medio de la noche, con una cerveza en la mano finalmente se armó de valor y marcó su número telefónico. El resto es historia, como en los cuentos de hadas.

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