domingo, 17 de agosto de 2008

RESPUESTA ABIERTA A SIMONE

http://botandocorriente.blogspot.com/2008/08/no-jodas-que-no-es-amor-respuesta-jean.html

No lo llames Amor querida Simone, ponle el nombre que quieras, el nombre no niega el significado de las emociones. A decir verdad el aMor tal y como lo conOce la sociedad hoy en día deviene a partir de las novelas de caballería y su Invención del amor cortes. Es decir tiene poco más o menos quinientos años, versus los miles de existencia de la raza humana. Dale el mismo nombre que le das a esa emoción que te embarga cuando estabas leyendo ese tomo de la Torres Oscura de Stephen King, cuando exhibías esa sonrisa de felicidad al acompañar a Rolando de Galaad y su Ka-Tet en busca de la Torre Oscura.
Los nombres poco importan, las emociones perviven a pesar de los nombres, tu llamas momentos de felicidad a lo que has vivido en Kalí y que son esos momentos los que tejen la compleja relación que tienes con esta Tierra de Muertos.
Yo soy diferente en muchas cosas por supuesto, antes que los momentos felices prefiero hablar en primer lugar de las cosas negativas porque estoy harto del pesimismo que la gente exhibe de manera hipocrita al hablar de la ciudad. No basta sino un fin de semana de borrachera para que a la gente se le olvide los problemas de este burgo de mierda en el que vivimos, burgo en el que las clases dominantes han ido convirtiendo paulatinamente una tierra que antes tenía alguna suerte de esperanza.
No creo mucho en la gente de Kalí, no creo en su sonrisa bobalicona cuando los Hijos del Neón han destrozado el lerdo transcurrir de nuestra vida cotidiana (sino hemos sabido muchos de ellos en las últimas semqanas es porque algo han de estar planeando, y no tengo las eguridad de que sea algo bueno), cuando están robándonos en nuestras narices con el cuento de la implementación de un Sistema Masivo de Transporte que Kalí no necesitaba.
Sin embargo también en mi hay algo de amor hacia esta gentecita. No creo que el amor sea sólo ese conjunto de destilados químicos con el que nos juega el cerebro, ni la fantástica emoción de la que nos habla el amor cortés que nos heredó la edad media, creo que el amor (una reciente adquisición en la evolución de la raza humana) es un complejo sistema biológico que busca asegurar nuestra supervivencia, un complejo constructo cognitivo -a veces pobre y triste- que puede hacer más llevadera nuestra existencia.
No lo llamemos amor, llamemosle fe o esperanza. Llamemosle de cualquier manera a lo que igual sentimos.
Espero tu respuesta por supuesto, y espero también que no sea tan tar´da y corta como la última.
un abrazo,
Andor Graut.

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