domingo, 12 de septiembre de 2021

GUARDIÁN III

 


GUARDIÁN

III

Donde recordamos el tiempo de los ángeles y asistimos a un pequeño accidente por parte de David.

 

     Veías el cielo. En aquella época a todos se nos impuso mirar el cielo con mayor atención que de costumbre. Muchos decían haber visto ángeles, y en contra de lo que se podría pensar, las visiones parecían cada vez más comunes, tanto por creyentes como por laicos. Las figuras aladas, casi ferales, se dejaban avistar de cuando en vez, y los videos pronto se compartieron en medios de comunicación y redes sociales. Al principio unos pocos, luego cada vez más comunes hasta que fueron objetos de falseos y repeticiones vanas. La moda de los ángeles se puso de moda, y mirar al cielo también. Así que veías al cielo mientras ibas en el beeme, pero alcanzaste a percibir a tiempo una figura cruzando la calle a toda carrera.

     Diste un volantazo a la izquierda, para evitarla, y luego a la derecha, para evitar el poste contra el que te ibas a incrustar. No saliste indemne, por supuesto, perdiste el control del carro y derrapaste hasta quedar en medio de un cruce donde te chocó un taxi. No te importó. Solo viste la figura de la mujer que habías esquivado, envuelta en un gabán esa noche calurosa, con una espada en su mano que se perdía entre la multitud que se acercaba.

     No hubo ángeles por supuesto. No hubo ángeles ni demonios y, por algún tiempo, sólo hubo los titulares maliciosos de algunos medios donde hablaban de tus excentricidades. Entonces encontraste la espada en medio de tu estudio. Sabías que no era tuya, aunque se sentía como tal. No era ninguna de las que te habías traído de los viajes o grabaciones o de las que te habían comenzado a regalar. Nunca habías contemplado esa espada ni ese tipo de espada, a decir verdad.

     Lo que no esperabas era que la espada se incrustara en tus sueños con la fuerza de un zahir.

0 comentarios: