sábado, 13 de noviembre de 2021

LA ÚLTIMA IV

 


LA ÚLTIMA

IV

      Una leyenda de las ZVC dice que una mujer se adentró en el desierto 40 días con sus noches y que de él regresó con un niño ya crecido. Nadie los pudo separar y su destino era dar orden al caos. Como toda leyenda, tuvo una base real.

     Narya se adentró en el desierto para morir sola. No había esperanza en ella. No había amigos, no había tribu que la acogiera, ni una familia que la despreciara. No tenía fuerzas, tampoco, para reclamar un lugar que había sido para su amor.

     Dicen las leyendas también, que Atón era hijo de Eyanael, y por eso pudo hacer todo lo que hizo, llegando a amenazar la obra de su padre. Tal vez por eso Eyanael no podía dejar que el hijo de Atón se perdiera. Leyenda o no, lo que sucedió fue lo siguiente. Al tercer día de su caminata, hambrienta y desesperada, Narya dio con una suerte de madriguera en la que se internó para escapar del sol. Se había sostenido a partir de algunos nopales raquíticos. Sin embargo, lo que encontró fue que la madriguera estaba habitada. Durante horas, debilitada, fue consciente de que algo estaba ahí con ella, algo que podría atacarla en cualquier momento. Sin embargo, estaba tan débil que no pudo moverse. Al llegar la noche la presencia comenzó a moverse.

     Se trataba de un eremita sin nombre, sin ninguna idea del trato social ni del lenguaje. Durante los años subsiguientes, Narya aprendería de él el arte de la verdadera supervivencia. Fue asistida por él en el nacimiento de su hijo, y también fue cuidada y alimentada hasta que pudo volver a ponerse en pie. El eremita no era amable, pero durante cuatro largos años fue todo lo que tuvo, hasta que una mañana cualquiera simplemente no volvió a moverse. No había dado muestras de enfermedad o molestia alguna, simplemente fue como una máquina que se detuvo.

     Después de la muerte del eremita, Narya volvió a Kalí.

                                               Andor Graut

0 comentarios: