sábado, 27 de noviembre de 2021

LA ÚLTIMA VI

 


LA ÚLTIMA

VI

 

     Solo era una mujer con su hijo.  La viuda de Atón. El hijo de Atón.

     Las historias hablan de una mujer que camina con su hijo a la vera del camino en la ciudad a altas horas de la noche y de alguien que la lleva. La mujer se monta al carro. No dice a donde va. Quien la recoge pregunta una, dos, tres veces, el lugar de destino. Piensa que la mujer ha sufrido algo terrible. Se ve macilenta, se ve demacrada. Así que el carro queda en silencio unos cinco o diez minutos.  La pregunta se vuelve a hacer y la mujer sigue sin responder. Tal vez disfruta por un momento el poder descansar. Tal vez duerme con los ojos abiertos. Quien la ha recogido decide llevarla a la estación de policía más cercana. Comienza a lamentar el hecho de haberse portado correctamente. Fuera de la estación hay carros con los faros de emergencia encendidos. Rojo, azul, rojo, azul, rojo, azul. La mujer sonríe. Luego viene la matanza.  

     Durante generaciones la historia se ha repetido, y quien quiere indagar en ella descubre, aterrado, con torpe nerviosismo que años atrás hubo una serie de ataques a varias estaciones de policía en dirección este – oeste. Una sola noche en que las autoridades no supieron bien como reaccionar, y cuando lo hicieron ya era tarde. Los ataques se terminaron. Los atacantes se desvanecieron. Las historias quedaron.

     Quienes investigan más a fondo se enteran de que las estaciones que reportaron ataques fueron solo cinco o seis, y por lo general se trataron de edificios con escaso personal; que no ocurrió en una sola noche y que no se reportó ninguna muerte.

     Yo solo pienso que fue así como Narya abandonó Kalí.

                                

0 comentarios: