domingo, 20 de abril de 2008

EL PUERTO DE VENTURA


El Puerto de Ventura es un lugar inhóspito y difícil. Fui allí en busca de los orígenes de la historia de Sebastián y el faro de Kalí. Algunos viejos marinos recuerdan a Sebastián, hablaron de sus destrezas en una mezcla de español con lenguas raras, a menudo terminamos comunicándonos por señas alrededor del ron o el aguardiente. Hubo uno que se bebió tres tragos de maistock sin inmutarse. Ahora entiendo el dicho ese de los hígados del marino.
Al parecer Sebastián se embarcó desde los doce años de edad y pocas veces tocó tierra en más de cuarenta años de servicio en diversas embarcaciones. Alguien lo describió como un místico del océano, hubo alguno que habló de él con un temor reverente, a otros le sorprendió que estuviera vivo. Ese hombre es ahora como un pez fuera del agua, dijo un marino veterano de esos que llevan un parche en el ojo.
Fuero de su amor por el océano nadie recuerda que mencionara alguna vez un padre, hermano o familia alguna. Alguna vez le conocieron una mujer el algún puerto del mediterráneo, o quizás fueron varias, no ha dejado descendencia.

1 comentarios:

Marta Rengifo dijo...

Leí los dos últimos.