domingo, 29 de agosto de 2021

GUARDIÁN I



GUARDIÁN

I

Donde conocemos a David, un actor que en alguna ocasión ha sido testigo de hechos en medio de las calles de Kalí que no puede explicar del todo.

 

Siempre te dijeron que eras el protagonista de tu vida, David. Siempre te dijeron que era tu derecho ser el centro de los focos, el blanco de los paparazzi, el titular de las noticias de la farándula. ¿Cuánto tiempo ha venido sucediendo eso?, ¿desde cuándo se discute acerca de tu orientación sexual, tu desayuno preferido o lo que prefieres hacer cuando estás fuera de los focos? Has sido más perseguido que Lady Di. Tú, el niño prodigio, la encarnación de todos los buenos actores, la simulación andante. Nadie sabe hasta qué punto eres un papel o una persona. Has estudiado cada uno de tus rasgos, de tus movimientos, de tus pausas. ¿Sabes realmente quién eres, David?

     Comenzaste a cuestionártelo cuando no podías dar crédito ante lo que veían los ojos mientras conducías por la Vía 32 en medio de Kalí. De repente diste con un trancón y entonces viste la imagen, una imagen que te recordó a Star Wars y Highlander, incluso a La princesa prometida. Sin embargo, tu aguzada conciencia de las cámaras no pudo detectar ninguna, ni una iluminación decente para la escena. Sin embargo, ahí estaba. Sobre un puente peatonal de esa ciudad venida a menos que es Kali, un par de siluetas, de las que no podías distinguir edad, sexo o color, se embestían a espadazos.

     Eran espadas de esas grandes, David, ¿lo recuerdas? Espadas que en alguna ocasión te explicaron que tenían que ser blandidas a dos manos y desde un caballo, pues nadie tenía la fuerza ni la capacidad de maniobra para manejarla desde el suelo. Sin embargo, las figuras se embestían con esas armas ¿Recuerdas las chispas, los trozos de metal y concreto que volaban por momentos? No supiste cuanto tiempo estuviste mirando la escena hasta que las luces del helicóptero de la policía lo llenaron todo, y las figuras se desvanecieron saltando entre los techos del barrio colonial hasta perderse quién sabe dónde.

  Entonces una parte de ti lo supo, David. Una parte de ti quiso saberlo todo, entenderlo todo. Pero no podrás David, en esta historia ni siquiera eres un asistente de producción.

                                          
  

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