REINA

 

REINA

Jugaba con el reflejo de los vitrales sobre el piso cuando vio el caballito del diablo, una criatura grácil que viajaba a saltitos entre las bancas y la puerta de la iglesia.  La pequeña lo vio y se fue tras él, y cuando estaba a punto de agarrarlo, el caballito del diablo emprendía vuelo más cerca de la puerta, del huerto y del bosque. Los padres no se dieron cuenta de nada, por supuesto, estaban atento a las explicaciones del guía y a los chistes de la tía.

El caballito marcó el paso hasta el corazón mismo del viejo bosque donde desapareció, dejando rodeada a la niña de un pequeño ejército de hadas que la eligieron su reina. No la reina que querían sino la que necesitaban, aquella que les había dado la posibilidad de sobrevivir en el momento en que estaban a punto de desaparecer. Bajo su mando despiadado vencieron a los perros salvajes y los elfos y los orcos. Bajo su mando pudieron pasar más de cien inviernos y primaveras, prosperando y preparándose.

Ahora, más de cinco billones de hadas se preparaban su asalto final para borrar a su último enemigo de la faz de la Tierra, el ser humano.