domingo, 1 de agosto de 2021

NOSTALGIA

 

 NOSTALGIA

Ido el último de sus hijes, abandonó la lectura de los cuentos infantiles. Ya no había niñes en la casa y sintió un alivio inmenso al abandonar el ciclo de repetición infinita al que solía ser obligado en las noches. Fue el momento preciso para que las lecturas serias retomaran de nuevo el lugar en su vida. Así, volvió a fatigar las paginas de Mann, Lovecraft y Szymborska, con la emoción de sus treinta años.

     Los personajes de los libros infantiles, que ahora reposaban en el ático, no se sentían conformes, sin embargo. Max, la oruga glotona y Olivia, entre otros, se sintieron injustamente solos y olvidados, mientras iban acumulando polvo. El lector tampoco los había olvidado, a punto de no poder dormir bien, pues sentía que algo le hacía falta. Así que, cuando las luces en la casa se iban apagando, él salía de puntillas de la cama matrimonial y se deslizaba al ático y se leía a sí mismo,

     “La noche que Max se puso su traje de Monstruo y se dedicó a hacer travesuras de una clase y de otra…”

     O

     “Una noche a la luz de la luna llena, reposaba un huevecito sobre una hoja…”

     Solo así podía volver a conciliar el sueño, a estar en paz, a descansar.

 

0 comentarios: