martes, 11 de marzo de 2008

ANTORA


Esta Tierra de Muertos da cuenta de una cosa, el más grande monopolio de todos los universos es la Muerte.
Quizás la más dulce versión de la Muerte aparece en el Tarmadón. En él se habla de una mujer muy dulce, llamada Antora (aunque alguna traducciones la nombran como Umeret), que vive en el desierto. Antora es rubia y delgada, viste de blanco y lo único que rompe esa monotonía del desierto y de su vestido y de su piel es un suave velo azul que cuelga sobre sus hombros.
Las leyendas hablan de un único hombre que rompió la soledad de esta criatura. Aunque llamarlo hombre es quizás excesivo puesto que se trata de un soñador, de un Arist, al igual que Eyanael. Ese hombre es conocido en las leyendas como Darlon Noar.
Por supuesto ni Antora ni Umeret es su verdadero nombre. La crónica del encuentro entre Darlon y ella dan cuenta de ese nombre, Ilusión. Es curioso además que el descubrimiento de ese nombre da origen a la eterna soledad tanto de ella como de él. Al final sólo queda para Darlon una sentencia:
– Vivirás como un desesperado y en las largas noches que presienten el desierto te adentraras en la soledad que es tu reino.
Hoy mientras conozco la enfermedad de un ser querido vuelvo al Tarmadón y a su mitología de soñadores para reencontrarme con ese pasaje más dulce para mí que el de cualquier religión. Me gustaría creer que Antora-Umeret es sólo eso, una ilusión, un suave velo azul sobre los hombros de una hermosa mujer solitaria que sin embargo ha aprendido lo que es el amor. No un castigo o una incertidumbre sino sólo eso, un espejismo en medio del desierto.
Bebo del Tarmadón como quien bebe del Aqueronte para descansar y olvidar, para saciar una sed desesperada.
Esta Tierra de Muertos sin embargo no da pie a tanta dulzura, es árida y atroz y cruel como un grano de arena en los labios del dios del viento.

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