domingo, 4 de julio de 2021

LA CURA

 

LA CURA

La cura apareció en un kiosco en el barrio, un viernes a las 7:00 a.m. No costaba prácticamente anda y tenía sabor a jugo de naranja. La atendía un hombre amable, que cerró en la noche con tan solo unas pocas monedas en el bolsillo. La cosa siguió así toda la semana.

     Se tomaron medidas en el asunto.

     La cura llegó de nuevo un viernes a las 7:00 a.m. en un carromato antiguo, atendido por un hombre de cierta edad y largas patillas, que tenía un gran poder de convicción. De nuevo fueron pocos quienes le hicieron caso. El mundo temía, pero nada de lo que le ofrecían era suficiente, buscaba otra cosa.

     Nuevas medidas fueron tomadas.

     La cura llegó un lunes a las 7:00 a.m. en un costoso maletín ejecutivo en el que solo había unas pocas dosis que se vendían al mejor postor. Muchos dudaron. Se vendió solo un 60% de las dosis.

     Mercadotecnia se halló ante una situación difícil. Estaban confundidos. Se discutía la posibilidad de grandes contactos. Mientras tanto, un pequeño grupo irrumpió en las casas a la medianoche, se llevó a los hombres y los niños. Dijo tener la cura, pero aviso que solo era para unos pocos y que les costaría esta vida y la otra. La gente asintió, muchos eran conscientes de que les ofrecían placebo en lugar de respuestas reales, pero no les importaba, había orden y disciplina, y así era como se tenían que hacer las cosas.

     Se llevaron la cura para otro lado. Comprendieron que nada se podía hacer, que no era un mercado dispuesto para su producto.

 

                                 Andor Graut

    

      

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