lunes, 4 de febrero de 2008

SOBRE LA VIDA COTIDIANA

Conocí a Isabel, mi actual esposa (digo actual porque no sé si será la misma en diez años o en diez minutos) hace unos cuatro años en las playas de Costa Rica. Me impresionó su belleza, su candor y su interés en un campo de la literatura del que luego hablaremos, el infantil.
Cuando conocí a Isabel supo que era escritor, me conoció como escritor, me amo como escritor. Hoy en día manejamos nuestras diferencias respecto a horarios y jornadas de trabajo. Sin embargo hay momentos, instantes quizás, en que retoma un tema incompatible, el de las prioridades.
¿Cuál es la prioridad de un escritor, las letras o su vida? La pregunta no tiene nada de retórico. Stephen King por ejemplo privilegia el papel de esposo y padre antes que el de escritor. Hay otros escritores que vieron partir a sus grandes amores porque no pudieron aceptar una prioridad más allá de la escritura. La pregunta, diabólicamente cruel, queda abierta.

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